miércoles, 23 de diciembre de 2009

AVATAR. 2ª PARTE. PROMETEO Y EL ROBO DEL FUEGO

De las pocas obras de Esquilo que hoy se conservan encontramos una Trilogía muy significativa, la obra escrita sobre los misterios del dios Prometeo, de la que la historia se ha encargado de ocultar dos de estas enseñanzas iniciáticas, que fueron desveladas sin permiso y que se practicaban en estas escuelas mistéricas: Prometeo liberado y Prometeo portador del fuego. De ambas obras, únicamente ha quedado una, con un título muy significativo, "Prometeo Encadenado". Prometeo fue el Titan que sacrificó su estado divino para poder acercar el fuego al Hombre, símbolo de la Sabiduría y el conocimiento en todas las Tradiciones iniciáticas.

Vemos, pues, que la película AVATAR entronca, precisamente, con este mito prometeico, al denominar al nuevo mundo con el sugerente nombre de Pandora. Etimológicamente, se ha conferido a la palabra Pandora diferentes significados: Para Paul Mazon y Willem Jacob Verdenius Pandora significa "el regalo de todos", mientras que para Robert Graves significaría "la que da todo". Para este último autor, Pandora se relaciona con la Eva bíblica, la primera mujer que, en una sociedad patriarcal como la griega (y, posteriormente, la judeo-cristiana) es el origen de todos los males de la humanidad. Puesto que Pandora es creada bajo el mandato de Zeus, colmada de virtudes por los respectivos dioses olímpicos, y cuya curiosidad la llevó a abrir el ánfora de su marido Epimeteo, liberando así todas las desgracias humanas. Volvemos a encontrarnos aquí con dos hermanos gemelos: Prometeo, el que el futuro, el pre-visor o presciente y, Epimeteo, el que reflexiona más tarde. En lenguaje analítico, Epimeteo representaría la extraversión y Prometeo, la Introversión. De modo que, en la película, quien muere es Epimeteo, el extravertido, y es Prometeo, el Introvertido, el héroe que se relaciona con el Mundo Interior, con lo Inconsciente Colectivo, es decir, el que accede al nuevo mundo de Pandora.

Quedémonos con dos aspectos importantes: 1. Pandora es el origen del mal para la humanidad. 2. Su nombre, en cambio, alude a una mujer que lo da todo, o que es un regalo de todos. Estos dos temas aparecen muy bien ilustrados en la película AVATAR, tanto por lo paradisiaco del lugar, muy parecido al Edén, cuanto por los peligros que entraña el mundo de Pandora para los seres humanos. Pero, como vemos en el mito de Prometeo, éste Titán roba el fuego a los dioses para entregárselo a los hombres. Es decir, trae el don de la consciencia, de la luz diferenciadora, a la humanidad y, por ello, sufre un destino fatal. Liz Greene, en su libro Urano en la carta natal: El arte de robar el fuego, dice de Prometeo que "roba a los dioses el potencial de la consciencia. El fuego del que se apropia es solar, es la chispa divina de la inmortalidad, de la consciencia del Self (Atman, Sí-Mismo), que existe dentro de cada ser humano. Es también el fuego de la imaginación y de la visión, a través del cual la divinidad solar y la creatividad individual se hacen conocer."

Este mito está íntimamente relacionado con el símbolo de Acuario que, desde un punto de vista astrológico, rige el nuevo aion, era o ciclo. Resulta importante reseñar que Acuario representa la unión de los contrarios y, por lo tanto, el conocimiento (gnosis) de la Unidad trascendente e inmanente. Y, por consiguiente, este símbolo se relaciona con el conocimiento esotérico o iniciático: ¿Quién soy? Sólo unos pocos han encontrado las respuestas pues "muchos son los llamados y pocos los elegidos". De modo que, el héroe de la película AVATAR, es un héroe típicamente acuariano o prometeico. A estos héroes, a estos iniciados, se los ha llamado, Magos, Maestros, Hierofantes, Sabios, Filósofos, aludiendo a que, todos ellos, profundizaron en un conocimiento místico de la Verdad, y no dudaron en dedicarse al estudio profundo de la Vida. La Ciencia es, desde luego, una manifestación muy prometeica, muy acuariana. Pero la Ciencia en mayúsculas, aquella que indaga y profundiza en el conocimiento de los principios universales que rigen en el macrocosmos y que se manifiestan en el microcosmos. Lo que Prometeo les da a los hombres, algo implícito en el símbolo de Acuario, es el medio para dominar la naturaleza, a través del poder del conocimiento de las leyes universales. Esto se asocia a una liberación de los instintos y de la naturaleza, de modo que los hombres puedan dominar el medio en el que viven (la Tierra). A este proceso se le conoce como civilización. Por lo que el fuego que roba Prometeo a los dioses permite al hombre que realice su proceso civilizador que es, en último término, diferenciador.

Y, tal como se representa en la película, el nuevo mundo, Pandora, es, ciertamente, el ámbito de la Diosa, Gea, Gaia. Y, la mujer que guía a nuestro héroe, es una aspirante a Sacerdotisa, de Pandora. Por lo tanto, en AVATAR, el mundo de Pandora tiene esa doble significiación mítica: por un lado, para la consciencia prometeica, tecnológica y científica, la Diosa es una amenaza y un obstáculo al progreso. Pero, al tiempo, Pandora constituye el remedio que cura a la humanidad de su enfermedad, que es ese orgullo que provoca el alejamiento de lo instintivo. Y este es, en verdad, la consecuencia del robo del fuego. Cada vez que obtenemos un mayor caudal de sabiduría, un aumento del nivel de consciencia, lo instintivo, la naturaleza (dentro y fuera) reclama un tributo: el aislamiento, la soledad y el conflicto entre tendencias contrapuestas son las consecuencias de semejante apropiación.

Continuará....

martes, 22 de diciembre de 2009

NAVIDAD. SIGNIFICADO SIMBÓLICO DEL NACIMIENTO DE CRISTO.

La festividad de la Navidad, celebrada todos los años por los cristianos en el mes de diciembre, conmemora el nacimiento del niño Jesús. Dado que el niño personifica, como he indicado en otro lugar, la totalidad que ha de ser desplegada en el proceso de individuación o de autorrealización, “mientras no os hagáis como niños” el ser humano permanecerá en el estado de infantilidad de un puer aeternus con complejo materno. De ahí también que el colectivo siga adorando, pese a los años transcurridos desde el nacimiento de la Era de los Peces, la imagen del niño Jesús, puesto que a través de la proyección vive el hombre su totalidad inconsciente; lo que debería ser en acto pero que sólo es en potencia. En este sentido, el puer aeternus no se refiere sólo a la infantilidad y a la irresponsabilidad infantil características de los adolescentes sempiternos, sino, antes bien, como representante del niño divino es un símbolo de una autorrealización que se despliega en el tiempo en una lúdica e inagotable actividad creativa. La genuina expresión creativa, y no el producto neurótico de los puer infantiles, procede del lúdico contacto con la Diosa, de las relaciones entre el yo consciente y lo inconsciente colectivo, de la manifestación de los arquetipos constelados, del alineamiento entre el sol del medio día y el Sol de la media noche.
Sobre el simbolismo de la Navidad, dice Isidro J. Palacios en "La Navidad, los Magos y el Rey del Mundo", lo siguiente:

"El 25 de diciembre no es sólo la fecha del acontecimiento histórico de la manifestación real y exterior del Rey del Mundo. Ese día es, como se ha dicho, un símbolo, y más que un símbolo, un rito, mediante el cual se verifica en el interior de cada persona el nacimiento del “Rey de reyes”. Todo ello al objeto de que cada uno tenga el norte al que fijarse, para ser dominador y señor de sí mismo, pues, al fin y al cabo, “dioses somos”, tal y como nos recuerdan los Padres de la Iglesia. Sólo es menester tomar de la “sangre real” que cada cual lleva dentro de su corazón, y leer en el libro de la sabiduría divina que encontrará impreso tras sus párpados.

Para encontrar el cáliz de Nuestro Señor, no hay que ir muy lejos. Tenemos cerca la copa donde Xristo bebió y dio a beber durante la última cena, y donde José de Arimatea recogiera la sangre del Maestro crucificado. ¡El Santo Graal está dentro de nosotros!..."


Cuando el individuo evoluciona, en el sentido de des-identificarse o des-ilusionarse de la imagen primigenia, hacia una objetivación de los contenidos de lo inconsciente, resulta de ello la posibilidad de analizar lo inconsciente y llevar a cabo una síntesis de los elementos conscientes e inconscientes. Se produce así un desplazamiento desde el ego consciente al arquetipo del Ser, convirtiéndose éste en adalid del Destino individual. Lo que viene representado en sueños con la imagen del hermafrodita o del andrógino, un elocuente símbolo del Ser o del Anthropos interior, de la luz de Dios que es la chispa divina en la "región más elevada" del alma humana. Este símbolo figura la meta más elevada de todo ser humano, puesto que alude a la más completa autorrealización, nunca alcanzable en su totalidad sino sólo aproximadamente.

El Maestro Eckhart expresa el nacimiento del "niño interior" del siguiente modo:

- "Yo ya he dicho: hay en el alma una potencia que no está unida ni al tiempo, ni a la carne, que emana del espíritu, permanece en el espíritu y es absolutamente espiritual. En esta potencia, Dios se encuentra totalmente; florece en ella y reverdece en toda la alegría y todo el honor que Él lleva en sí mismo. Esta alegría es tan profunda, de una grandeza tan inconcebible, que nadie sabría expresarlo plenamente con palabras. Pues el Padre eterno engendra sin cesar en esta potencia a su Hijo eterno, de manera que esta potencia colabora con el engendramiento del Hijo y se engendra a sí misma en tanto que Él engendra a este Hijo en la única potencia del Padre".

- "Así hace Dios: engendra a su Hijo único en la región más elevada del alma. En el mismo acto por el que engendra a su Hijo en mí, yo engendro al Hijo en el Padre. Pues no hay diferencia para Dios entre el hecho de engendrar al Ángel y el hecho de nacer de la Virgen... Ahora bien, yo digo que es un milagro que debamos ser madre y hermanos de Dios".

- "Hay en el alma una parte secreta donde Dios vive y hay en el alma una parte secreta donde el alma vive en Dios... Si, en el presente instante en que yo me encuentro aquí, hubiera salido de mí mismo y estuviera completamente libre de todo, ¡ah! el Padre celestial engendraría inmediatamente en mí a su Hijo único y con tanta pureza que mi espíritu podría engendrarlo de nuevo a su vez".

Pese a lo extendido del símbolo de la Cruz que carga Cristo, y a su raigambre en el mundo occidental, al igual que sucede con el niño Jesús, parece que el común de los hombres y de las mujeres ha olvidado su profundo significado. Ese símbolo encarna la particular condición humana, la tensión de opuestos que subyace, de un lado, a la adaptación a las exigencias del cuerpo, de la familia, de la sociedad, esto es, del ámbito material, y, de otro, a la respuesta a las demandas de ese vasto mundo interior que es lo inconsciente. El héroe ha de tomar el camino del medio, el de la Cruz, y ese sendero lo conduce a su propia muerte. Pero esa muerte, que simboliza la inmolación de la vida prosaica y, por lo tanto, de una vida colmada de ignorancia, ingenuidad y puerilidad, en último término, la muerte del ego, da lugar a un renacimiento: el nacimiento del niño divino. En los mitos esa muerte iniciática viene simbolizada por la entrada del héroe en las fauces de una ballena de cuyo interior resurgirá renovado, o bien, por la lucha con el dragón. El Dragón, como la Cruz o el madero en el que fue crucificado Cristo y, antes que él, toda una caterva de héroes consortes o hijos de la Diosa, simboliza la Madre, o sea, en definitiva, la Diosa. Pero quien se enfrenta al dragón y lo vence obtiene como premio el tesoro difícil de alcanzar, un Conocimiento (gnosis) que no es de este mundo, sino del otro, del más allá. El puer re-nacido, recién nacido de las entrañas de la Madre, puede ser considerado como un puer aeternus genuino, el prístino hijo de la Diosa. Y es, precisamente, la secreta relación del puer con su Madre, tan íntima como incestuosa, la que es grata a Dios. El resultado de semejante acto incestuoso es que la Madre hiere al puer, al transformarse en una serpiente que lo muerde, envenenándolo y paralizándolo. Lo que este mito simboliza, traducido al lenguaje de la psicología, es la emergencia de contenidos desde las profundidades de lo inconsciente. Inicialmente, éstos aparecen bajo la forma de un aluvión de sentimientos negativos de culpabilidad, de inadecuación, etc., que es lo que tiende a suceder cuando el individuo se enfrenta a su sombra. Sin embargo, si después de un tiempo de afloramiento de sentimientos y afectos que parecen desgarrar al individuo, invadiendo a la consciencia como si de una violación psíquica se tratara, se consigue que el ego permanezca firme y trabaje con esos sentimientos, comienzan a emerger las imágenes de lo inconsciente, tanto en sueños, como en toda suerte de manifestaciones “artísticas” como la pintura, la escultura, la poesía, etc… Originariamente, la forma que adoptan esos contenidos es de lo más grotesca y las imágenes primordiales, que van tomando forma, ya no tienen que ver con la biografía del individuo. Así, lo que en un principio parece provenir de la sombra familiar, es decir, aquellos conflictos irresueltos por los padres, abuelos y, en general, por los ancestros, no es sino la manifestación más próxima de bretes y contrariedades que afligen a todo el colectivo de una época. Por lo tanto, allende la sombra individual hallamos una larga cola de dragón que nos conecta con la serie filogenética de nuestros antepasados, en último término, con los arquetipos de lo inconsciente colectivo psicóideo. Y, si se logra penetrar más allá de la maraña, puede entreverse que dichos conflictos tienen un carácter cósmico o universal. Lo que exige del puer que afronte la emergencia de arquetipos de un modo creativo, y es que la verdadera creatividad radica en su contacto con la fértil tierra de lo inconsciente, de la que, en propiedad, él ha renacido.



Véase también mi artículo titulado Claves simbólicas en los relatos de Navidad, que, además, ofrece algunas pistas para comprender mejor el contenido de mi último libro, La Hermandad de los Iniciados.

lunes, 21 de diciembre de 2009

AVATAR. 1ª PARTE. EL SIMBOLISMO DE LOS GEMELOS.


Mi pareja y yo fuimos ayer al cine a ver la película AVATAR. Había creado gran expectación en el público, como pudimos comprobar al reservar las entradas por internet. Como conocedor de la obra de Jung, soy muy consciente de que cuando una película convoca a tantos espectadores, a grupos tan inmensos, significa que algo en las profundidades de lo inconsciente está siendo representado o manifestado, de alguna manera, en esa película. Un arquetipo está activo y presto para manifestarse en la consciencia colectiva. Antecedentes recientes los consituyen películas como " El Señor de los Anillos", basada en la epopeya de J. R. R. Tolkien o, las tres partes de Matrix, por ejemplo.

Al igual que sucede con las películas mencionadas, así como con "La Guerra de las Galaxias" u otras semejantes, un análisis jungiano más o menos completo del simbolismo que encierra AVATAR demandaría, cuanto menos, un voluminoso libro. Por lo tanto, el análisis que a continuación pueda hacer de la película sólo debe entenderse como un mero esbozo. De hecho, y para facilitar su lectura, lo iré publicando en varias entradas a lo largo de las próximas semanas.

La película transcurre en el futuro, concretamente en el año 2154. El protagonista de la película, Jake Sully, es un ex-marine confinado en una silla de ruedas que, a pesar de su parapléjico cuerpo, todavía es un guerrero de corazón. Jake ha sido reclutado para viajar a un nuevo mundo llamado Pandora, donde las corporaciones están extrayendo un mineral extraño que es la clave para resolver los problemas de la crisis energética de la Tierra. Al ser tóxica la atmósfera de Pandora, las corporaciones han creado el programa Avatar, en el cual los humanos "conductores" tienen sus conciencias unidas a un avatar, un cuerpo biológico controlado de forma remota que puede sobrevivir en el aire letal. Estos cuerpos están creados genéticamente de ADN humano, mezclado con ADN de los nativos de Pandora, los Na'vi. Ya en su forma avatar, Jake puede caminar otra vez. Ha recibido la misión de infiltrarse entre los Na'vi, los cuales se han convertido en el mayor obstáculo para la extracción del preciado mineral. Pero una bella Na'vi, Neytiri, en lenguaje jungiano su anima, salva la vida de Jake, y todo cambia. Jake es admitido en su clan y aprende a ser uno de ellos, lo cual le hace someterse a muchas pruebas y aventuras. Mientras, los humanos siguen con su plan, confiando en que la información de Jack les sea útil para desalojar a los nativos, utilizando los medios que sean necesarios.

Comencemos por el sugerente título de la película: AVATAR. En los libros hindúes Puruna, posteriores a los Veda, se hace por primera vez mención a las encarnaciones de ciertas divinidades, especialmente de las del dios Visnú, una de las tres formas sustanciales de la divinidad. Este dios encarna el principio conservador o preservador del universo, lo que resulta muy apropiado, por cierto, puesto que se trata de un aspecto Salvador, como también lo es Cristo. Visnu es uno de los pocos dioses hindúes que tiene la capacidad de reencarnarse y bajar al mundo de los hombres para liberarles de algún gran mal, o sea, cuando la tierra y el hombre le necesitan. Esto ha ocurrido diez veces y la forma que el dios ha adoptado en cada una de ellas recibe el nombre de "avatara" (avatar) o terrenalización, esto es, en lenguaje cristiano, de divinidad mesiánica encarnada. Tenga el lector en cuenta que, en la cosmogonía hindú, el tiempo es cíclico (en contraposición a la linealidad temporal dominante en el Occidente moderno), donde se producen fases de creación, diferenciación y destrucción (alboradas, zénits y ocasos). El héroe de la película, que es un ser híbrido, cuyo ADN es, en parte, navi (indígena), en parte, humano, recibe el nombre de avatar. Sucede, pues, que el humano y el avatar están conectados a un nivel cerebral, de modo que la parte humana guía al cuerpo avatar. Son como dos manifestaciones de una misma consciencia, la avatar y la humana. Esto se asemeja mucho al sexto avatar de Visnu, Parasurama, el héroe encargado de devolver a la casta de los brahmanes su papel preeminente en la sociedad india.

Pero regresemos al principio de la película. Jake es el hermano gemelo de un brillante científico que, por una fatalidad del destino, es víctima de un atraco y muere a manos de su atracador. Por lo tanto, ya aquí nos encontramos con un motivo arquetípico muy interesante: los hermanos gemelos. El gemelo luminoso, Thomy, es el brillante científico; el oscuro, Jake, un ex-marine tullido confinado en una silla de ruedas. Los gemelos representan, desde un punto de vista simbólico, la dualidad que se aplica al curso del sol durante el día. Son, en general, los libertadores y guías de la humanidad, renovando las cosas caducas e imperfectas. Prestemos atención al giro inesperado del destino que le lleva a Jake a embarcarse en una nueva aventura heróica: la muerte de su hermano. Esto, en una época como la nuestra, viene a representar una "enantiodromía", un giro hacia lo contrario. O sea, es necesario que muera el hermano luminoso, el científico inflado por sus conocimientos, para que el hermano oscuro, el luchador pueda llevar a cabo su tarea renovadora. De hecho, es precisamente la sombra, el hermano oscuro, en el sistema psíquico, quien está en contacto con las imágenes arquetípicas de lo inconsciente colectivo, al menos inicialmente. Lo que representa este juego de opuestos es lo siguiente: la muerte del hermano luminoso de Jake es un rito de paso que significa un sacrificio, un ocaso, quedando el héroe a expensas de un oscuro camino en pos de la noche caótica de lo desconocido del Mundo y de la Psique misma. La sombra, cercana a las praderas y selvas primigenias, al fantástico mundo de lo Inconsciente y a la sabiduría tribal chamánica, tan lejanas al progreso civilizador de Occidente, lo acompaña, sin embargo, en ese descenso, bajo la forma de avatar, y la visión, a los pocos días, del panorama del mundo de Pandora lo pone en contacto con todo aquello que le esperaba en sus adentros, cerca de las raíces de su propia conciencia, en los remotos lugares donde sabemos que habitan las funciones inferiores (en occidente, el sentimiento y la intuición) que son un estrecho puente a través del cual el héroe transita hacia ese otro mundo que es lo Inconsciente Colectivo.

Continuará.....


miércoles, 16 de diciembre de 2009

¿ORTODOXIA VERSUS HEREJÍA?



En esta entrada me gustaría hacer algunas reflexiones sobre las luchas y disidencias entre la ortodoxia (opinión mayoritaria) religiosa y las heterodoxias (opinión disidente a la de la mayoría), llamadas también herejías. Lo primero, antes de comenzar, es saber lo que significa el término herejía. Esta palabra procede del latín y significa elección. Hace alusión, precisamente, a la libre elección de pensamiento sobre algún determinado aspecto de una doctrina (conjunto coherente de enseñanzas basadas en un sistema de creencias). Cuando ese pensamiento u opinión disonante para con el Dogma (doctrina que no admite réplica) no es tolerada por las autoridades religiosas de la corriente de opinión mayoritaria, se produce una situación de conflicto.
Hecha esta introducción, vayamos ahora al grano.
La situación en la que se encuentra el alma del español, al igual que su hermano europeo, es tan miserable y enjuta que le impide comprender la importancia de las enseñanzas religiosas y contra qué luchaba el primitivo cristiano. Cuando el cristianismo se ve amenazado por la relegación y la desidia, por no mencionar el rechazo y la repulsa, entonces se corre el peligro de que emerjan de lo inconsciente los contenidos contra los que luchaban los cristianos primitivos. Pues los atentados terroristas, el fanatismo, la violencia social, las actitudes antisociales y vandálicas de los jóvenes, las guerras y las posiciones xenófobas y racistas son algunas manifestaciones del estrato arcaico y bestial sobre el que se edificó la religión cristiana. Por tal motivo, se hace indispensable la reeducación del europeo moderno. Pues la imitación de Cristo que se realiza de un modo superficial, así como las procesiones de Semana Santa y otros actos rituales, no mueven un ápice el pagano estado de miles de españoles cristianos. Los mensajes de la religión cristiana ya nada le dicen al hombre moderno. Y, mientras la función religiosa no se convierta en experiencia personal el estado anímico permanecerá intacto. El Gran Misterio cristiano no es sólo un ministerio exterior al hombre, sino que acontece, ante todo, en el interior del ser humano. Si no se ha tenido esta experiencia se podrá ser un docto en teología, pero no se tendrá ni idea de lo que se está hablando.

En ese sentido, entiendo que el interés que suscitan los orígenes del cristianismo, así como la ingente proliferación de estudios acerca del gnosticismo, la alquimia, la astrología y otras “ciencias esotéricas”, parecen indicar la necesidad del alma del contemporáneo de retrotraerse a sus orígenes, de modo que pueda edificar un férreo edificio sobre los sólidos cimientos anímicos. Esas corrientes, repitámoslo, han permanecido, recorriendo los pasadizos de lo inconsciente colectivo, reprimidas en gran medida por el cristianismo ortodoxo. De modo que la emergencia actual de ese interés por lo esotérico viene a significar una necesidad de profundización y de introversión, de manera que aquello que durante siglos permaneció en la oscuridad, pueda finalmente ocupar el puesto que le corresponde. Sin embargo, como también sucede a un nivel individual, se corre el riesgo de que los contenidos de lo inconsciente aneguen el ámbito de la consciencia y suplanten la hegemonía del yo. Es en este sentido que podemos entender las críticas y ataques directos contra el cristianismo y sus representantes, por parte de algunos sectores, así como el rechazo y el repudio que han generado en determinados grupos el haber conocido las manipulaciones y las artimañas ejercidas por los representantes de la Iglesia de Roma para ostentar el poder frente a lo que se consideraban herejías.

viernes, 4 de diciembre de 2009

CRISIS DEL SISTEMA EDUCATIVO. ALGUNAS REFLEXIONES DE FONDO (1ª PARTE)


Hace apenas unos meses que inicié un nuevo periplo por la Universidad. El paso por esta institución no es nuevo para mí, ni mucho menos. Ya han pasado nueve años desde que me licenciara como científico ambiental. Durante todo ese tiempo, he mantenido una relación de amistad, con algunos de los profesores, lo que me ha permitido estar bien informado del creciente deterioro en la calidad de la enseñanza.

Más o menos en la misma fecha en la que inicié mi licenciatura en Ciencias Ambientales, allá por el año 1996, comencé a simultanear estudios de Psicología Analítica, como autodidacta. A medida que iban transcurriendo los años, me fui dando cuenta de que, aunque mis calificaciones en las asignaturas de Ciencias Ambientales eran, como norma general, muy buenas, mis conocimientos en Psicología Analítica superaban con creces los adquiridos en mi propia licenciatura. Naturalmente, pese a estar intrínsecamente motivado a estudiar en ambos casos, lo que marcaba la diferencia era el factor vocacional. Tan fue así, que, al finalizar la carrera, me puse en contacto con la Facultad de Psicología, de la Universidad Autónoma de Madrid, con el objeto de iniciar un doctorado relacionado con la Psicología Analítica.

Una vez entrevistado, con quién sería mi director de tesis y ya encaminado para realizar el doctorado, comencé a darme cuenta de que, o me amoldaba a las líneas de investigación abiertas en la universidad, o debía abandonar mi pretensión de convertirme en doctor en Psicología. Pasaron los meses y, tras embarcarme en un trabajo de auto-exploración profunda, en lo que Carl G. Jung denominó análisis de lo inconsciente, fui plenamente consciente de que mi camino, se desviaba radicalmente de las perspectivas dominantes en la institución universitaria. Así que, ante la disyuntiva de, por un lado, seguir profundizando en el conocimiento de mi esencia, de seguir investigando para “conocerme a mí mismo”, conditio sine qua non para ejercer cualquier disciplina relacionada con la salud mental, o, por otro lado, adaptarme a las demandas del Sistema universitario, con el fin de escalar posiciones, acumular medallas y ganar prestigio, me decanté por dejar la institución y seguir mi camino autodidacta. Finalmente, el resultado de mis investigaciones fue publicado en mi libro "El retorno al Paraíso Perdido. La renovación de una cultura".

Durante mi estancia en la universidad como estudiante de Ciencias Ambientales, me pude percatar de la atomización existente, entre las diferentes disciplinas. Los Químicos, los Biólogos, los Ingenieros Forestales, los Matemáticos, los Astrofísicos o los Meteorólogos, tenían muy poca relación entre ellos, pese a que impartían clases a alumnos que cursábamos la misma carrera. Para ser honesto, debo decir, que a pesar de todos los inconvenientes, tuve la gran suerte de ser testigo del nacimiento de una nueva perspectiva que, con los años, se ha visto como fundamental, para el abordaje de los problemas medioambientales: la perspectiva multidisciplinar y transdisciplinar.

En mi próxima entrada ahondaré más, en los factores relacionados con la crisis del sistema educativo.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

ÁGORA. REFLEXIONES SOBRE LA PELÍCULA DE AMENÁBAR.



Ayer decidimos, mi pareja y yo, ir al cine a ver la película de Amenábar, titulada ÁGORA (plaza pública de las antiguas ciudades-estado), que tiene por protagonista principal a la figura de HYPATHIA, matemática, astrónoma y filósofa neoplatónica, seguidora de Plotino. Según cuentan las crónicas, parece haber sido una mujer excepcional.

Lo cierto es, que viendo la trayectoria de Amenábar y la profundidad de buena parte de sus películas, nos pareció, a mi pareja y a mí, que ÁGORA pecaba de un exceso de simplicidad y, en cierto sentido, se traslucía un reduccionismo bastante deplorable. El director deja entrever una serie de prejuicios, ante los fenómenos religiosos. Está, como por otro lado es comprensible, demasiado impregnado por el espíritu de la época. Y el espíritu de los tiempos no puede ser cuestionado, porque tiene la fuerza de una creencia religiosa.

No es mi objetivo hacer un resumen de la película. Considero, que lo mejor es que, cada cual vea la película y luego juzgue por sí mismo. Por lo tanto, a quienes aún no la hayan visto, les recomiendo que, antes de continuar leyendo esta entrada, vean ÁGORA.

Así pues, mi intención es enumerar algunos de los presupuestos, sobre los que descansa ÁGORA y que, de hecho, son defendidos por el post-modernismo, como si se tratara de la última verdad sobre la faz de la tierra… en fin, la historia se repite.

La película es fiel reflejo del modo en que el racionalismo ilustrado ve las distintas manifestaciones religiosas, especialmente las occidentales. Parece como si los grupos religiosos sólo estuviesen formados por fanáticos, ávidos de poder, que desean imponer su voluntad, utilizando todos los medios a su alcance. En definitiva, se traslada al pasado el conflicto actual entre Fe y Razón. Se olvida que el fanatismo no es privativo de la religión, sino que, depende, esencialmente, del nivel de consciencia. Puede ser tan fanático un seguidor de cualquier religión del libro, por ejemplo, que un científico positivista. El factor subyacente en ambos casos es el mismo.

Hay implícita una reivindicación feminista. Las mujeres librepensadoras han sido perseguidas, incluso hasta su aniquilación, por los hombres. Pero el Patriarcado obedece, a su vez, o es expresión de una cierta etapa de evolución de la consciencia. Por lo tanto, tampoco es exclusiva de los fanáticos religiosos, ni siquiera de los hombres, sino que afectaba de igual modo a las mujeres. Y, quizás sin pretenderlo, el mismo Amenábar lo ha dejado traslucir en el desprecio de Hipatia hacia su propia sexualidad, hacia sus ciclos vitales… a fin de cuentas, hacia su cuerpo.

No hay en la película ningún personaje que refleje las virtudes del cristianismo, ni la verdadera experiencia religiosa. Los místicos y los gnósticos no aparecen por ningún lado. Las manipulaciones, las tergiversaciones del mensaje cristiano, las luchas de poder, etc. Es innegable que han existido y existen, así como también es incuestionable el castigo prometeico, que han sufrido aquellos grandes hombres y, aun más, las mujeres que han robado el fuego a los dioses. Pero esto es, lamentablemente, un tema recurrente a lo largo de la historia del espíritu humano.

• El personaje de Hipatia, tal y como aparece en la película, es un clásico ejemplo de una hija del padre. Una mujer que no ha mantenido relación de pareja alguna, que ha rechazado sus atributos femeninos, etc., es una Atenea. Y, como esta, ha surgido de la cabeza de su Padre Zeus. Siendo hija de un hombre poderoso, ella es fiel al mundo de las ideas de su padre. En cierto modo, podríamos decir que se ha casado con su padre. Siendo este último, un representante del espíritu de la época, yo me pregunto ¿es realmente librepensadora una mujer así o es, más bien, la fiel continuadora del legado de su padre? ¿No estará identificada con ese espíritu masculino que anida en el interior de toda mujer, hasta el extremo de que su feminidad languidezca por inanición? ¿Constituye éste un ideal valedero para una mujer, o, como en el mito de las amazonas, no constituirá una mutilación de una parte esencial de ella misma?


Continuaremos reflexionando sobre estos temas en posteriores entradas.

domingo, 29 de noviembre de 2009

IMAGINACIÓN ACTIVA, CREATIVIDAD Y PRESCIENCIA



Hoy, quería hablar de la técnica que describió Jung para relacionarnos con las imágenes que residen en lo inconsciente colectivo. A esa técnica, que se basa en focalizarse en las imágenes que emanan de lo inconsciente para mantener una suerte de conversación con ellas, Jung la denominó Imaginación Activa. Y, para comprender el procedimiento a seguir lo mejor es poner un ejemplo.

Así, a continuación voy a reproducir el resultado de una conversación que mantuve con una de las imágenes emanadas de lo inconsciente y que forma parte de uno de los capítulos de mi novela Encuentros en la Oscuridad.














—¡Querido Discípulo! ¡Hijo del Universo! Parece
que estás cuestionándote lo que muchos hombres antes
que tú se han preguntado. No vas del todo mal encaminado
cuando reflexionas en torno a la Obra que
es la realización de tu propia esencia. No obstante, habrás
de saber que ello no es tarea fácil —en ese momento
Juan recordó las palabras de Abraxas y le parecía
que fuera él quien le hablaba, aunque en esta ocasión
no podía ver su imagen—. El conocimiento de tu procedencia
divina —continuó la voz— no se logra sino
después de que hayas muerto. Sí, querido discípulo,
la muerte no es otra cosa que un cambio de estado.
Una transformación que te conduce al conocimiento
de tu esencia divina. Como hombre material el ser humano
es ignorante y deficiente en grado sumo. Como
desconoce la verdadera Sabiduría del Uno cree que el
mundo ilusorio de la Materia es lo único existente y,
por lo tanto, verdadero. Por dicho motivo, aquél que
no es capaz de trascender el mundo de la Materia se
hace esclavo de ella y queda condenado de por vida a
una existencia mundana, inferior y maldita. Pero quien
habiendo sido arrojado al mundo inferior de la Materia
es capaz de elevarse por encima de sus orígenes y muere
para con la manifestación, ése ha conseguido salvarse.
Ha atravesado el umbral que lo conduce al mundo
de lo inmanifestado y tiene acceso al Nous, el mundo
del Espíritu Universal, Verdadero Hacedor de todo lo
manifestado.
—¿Quién eres tú que tan sabiamente me aleccionas?
—Preguntó Juan a aquella voz.
—Soy el Guardián del Umbral. Como Querubín
permito y favorezco la entrada al centro divino del Ser
a aquellos cuyo camino les conduzca hasta mí. Nadie
que no lleve la señal que lo identifique como quien realmente
es tendrá acceso jamás a la estancia a la que
doy entrada, colmada de tesoros divinos. Quien quiera
acceder primero habrá de morir. En estado de neonato
podrá atravesar la puerta al siguiente Eón. Por ese
motivo, hijo mío, pronto habrás de morir a tu anterior
existencia para renacer a una nueva Vida. Pero no temas.
Pues incluso la muerte es pura ilusión. Lo que
has sido y eres, en lo más profundo de ti mismo, siempre
estará ahí. Esa muerte propicia el despertar de aquello
que durante tus años previos al memorable evento
que está por llegar ha permanecido dormido. ¿Acaso
crees que el ser humano puede ser distinto de lo que
realmente es? No hay nada en el hombre, ni en el mundo,
ya sea hecho, manifestación, evento, suceso o acontecimiento
que no estuviera de antemano en el universo
de lo Inmanifestado. Tal vez creas que las guerras
entre los hombres son el producto de coyunturas o
acontecimientos externos, ligados a determinadas
circunstancias socio-económicas y políticas y que estas
circunstancias originan, finalmente, el conflicto
bélico. Mas si así piensas, yerras en lo fundamental.
Pues es el hombre en su más íntima esencia quien
provoca las guerras. Él es el último responsable de lo
que acontece en el mundo de lo manifestado. Precisamente
la ignorancia de este último aserto provoca
el clima bélico propicio para la iniciación de toda guerra.
Pero la guerra, como la muerte, también es pura
ilusión, dado que son las potencias de lo inmanifestado
quienes operan bajo la superficie, a fin de que
se produzca el necesario y siempre presente renacimiento.
Y, pese a todo, contemplado sub specie aeternitatis,
muerte y renacimiento son manifestaciones
y, por tanto, ilusiones o reflejos de poderes o
potencias sempiternas, actuantes desde los orígenes
del mismísimo Universo.

Fuente: Capítulo 6. Extraños Visitantes de mi novela Encuentros en la Oscuridad. José Antonio Delgado González. Ed. Nuevosescritores.

jueves, 19 de noviembre de 2009

AFRONTAMIENTO CREATIVO DE UNA SEPARACIÓN DE PAREJA


Llevo algún tiempo reflexionando sobre la tremenda irrupción de instintos violentos y destructivos que tienden a emerger en los procesos de separación matrimonial o de pareja. De esa hostilidad, ese odio, y esos deseos de destruir, de hundir materialmente o aniquilar a la persona que, durante una buena temporada, a veces incluso décadas, se convirtió en un/a compañero/a de ese viaje que es la Vida. Tan es así, que los medios de comunicación no hacen sino bombardear continuamente con ese que se ha convertido en uno de los males de nuestra época:
La mal llamada violencia de género, y que yo prefiero denominar violencia en la pareja.

Durante mis meditaciones, y reflexiones internas, me venían a la mente las imágenes con las que los alquimistas representaban una de las operaciones de transformación del plomo en oro: Calcinatio o calcinación. Esta operación está simbolizada por el Lobo, un animal que se relaciona con el dios Marte, y por el León. Especialmente significativo, en este contexto, es el símbolo del lobo quemándose en un fuego abrasador. El lobo representa la voracidad del niño, que está perpetuamente hambriento y deseoso de los favores de la Madre. Así, el individuo adulto ha de enfrentarse a ese lobo, lo ha de quemar en ese fuego abrasador, es decir, ha de restringir esas pasiones por medio de un acto de voluntad consciente. Se trata pues de revivir la frustración que debió de sentir cuando la madre no respondía a sus llamadas, pero esta vez de un modo consciente. Esta operación no representa una represión, ni una condena por los pecados del individuo. Nada de eso. Muy al contrario, se trata de experimentar una frustración del deseo, mediante un sacrificio voluntario del objeto/os deseado/os. Entrar en el fuego del infierno para quemar en él la escoria que uno/a lleva consigo, conteniendo la frustración y la cólera sin culpar al otro (la/el madre/padre, la/el esposa/o, la pareja, etc…), ni autoinculparse, permite que comience a transformarse algo en el interior del individuo. Lo que está aconteciendo es el nacimiento de la verdadera individualidad, simbolizada por el Rey.

Así, la experiencia más típica de una calcinatio la encontramos en la frustración del objeto de deseo amoroso. Ahí entra en juego la pasión amorosa. La ruptura de una relación de muchos años o que ha activado una ardiente pasión amoroso-sexual se suele correlacionar con esta operación. Lo que experimenta el individuo en ese período de frustración y de muerte puede ser de lo más horroroso. Experiencias que activan estratos de lo inconsciente colectivo de los que el individuo nada sospechaba y, por supuesto, de los que él se creía completamente ajeno. Algunos de los sentimientos y pensamientos que emergen en esos períodos de quemazón son: destructividad de proporciones cósmicas, cólera intensa, violencia desmesurada, deseos de herir, inmolar o destruir a una persona (la/el esposa/o, en un divorcio, la pareja en una ruptura, etc.), obsesión devoradora, apasionada y ambivalente (deseos de amarla y, al mismo tiempo, de destruirla) por el poder que parece ejercer sobre el individuo, avidez insaciable por la otra persona, que nos empuja a amarla y a odiarla a la par, etc. Todos estos sentimientos irrumpen en la consciencia de un modo tan devastador que uno/a siente como si lo/a estuvieran violando. Pero si se contienen convenientemente, se sienten en lo más hondo y se los manifiesta a través de una expresión creativa, cosa que no sucede sin un largo período de introversión, en el cual se comienza a mirar hacia dentro y hacia abajo, o sea, a profundizar en uno mismo, las pasiones enceguecidas y los deseos inextinguibles acaban trocándose en un potencial creativo que puede expresarse en el transcurso del proceso de individuación.

Dice a este respecto el analista jungiano Horacio E. Grimaldi, en su artículo titulado Algunas aportaciones de la psicología compleja de C. G. Jung al problema del desarrollo evolutivo en el ser humano, lo siguiente:

"En los textos alquímicos, también se asocia la calcinación con el purgatorio, porque es un proceso de purificación que al quemar los pecados, los disipa. El fuego no sólo quema y frustra, sino que también purifica e ilumina. Estos son objetivos de la calcinación, tanto como lo es la pureza emanada de una absoluta sinceridad con uno mismo. Y lo que queda es indestructible, porque uno no puede dejarse corromper ni sorprender a traición por el autoengaño.

Estas difíciles experiencias ponen a las personas en el camino de la evolución interior.

Una de las formas de resistirse a este proceso es a través de echar culpas al otro, a circunstancias exteriores o a uno mismo o evitarlo como lo hacen las personas demasiado razonables, que creen que han entendido por completo por qué las cosas fueron mal, y por qué era necesario separarse. Los dos siguen siendo amigos y todo se hace de una manera muy civilizada, sin reconocer los sentimientos que serían normales en esta situación, que después de todo es una especie de muerte que exige su dolor y su duelo. Así es como las personas se ven envueltas en una depresión de la cual no pueden salir ni atisbar la causa. No pueden alcanzar a elaborar que, verdaderamente, la separación, no es un hecho racional sino afectivo.

Esta negación de lo sucedido, de la furia del lobo que al ser encerrado sufre y se retuerce en el primer momento de la calcinación de la pasión frustrada, evita que se inicie un proceso de evolución necesario para culminar en la obra de la individualidad auténtica.

Entendiendo los procesos de las crisis, desde la perspectiva junguiana, teleológica y prospectiva, la Alquimia aplicada al Amor y la relación de pareja, y en especial este paso, la Calcinación constituye un concepto interesante para tener en cuenta a la hora de elaborar una separación amorosa. "

Así, para un afrontamiento creativo de una ruptura o separación de pareja, los involucrados han de experimentar el dolor y la frustración que supone la pérdida de su objeto amoroso, el otro, y la necesidad de elaborar esos sentimientos de un modo creativo. Este proceso conlleva un período de duelo, donde las lágrimas y el dolor deben ser la expresión de esa muerte que se está produciendo (tanto fuera, la ruptura y separación, cuanto dentro), en aras del nacimiento de algo nuevo.

martes, 17 de noviembre de 2009

EXPERIENCIA MÍSTICA Y GNOSIS VERSUS ORTODOXIA O LITERALISMO

Dice la psiquiatra Maribel Rodríguez, en uno de sus comentarios a la reciente entrada en su blog Universidad de la Mística y Cátedra Edith Stein, que la Psicología Transpersonal se ha convertido en el reverso tenebroso de la ortodoxia cristiana, entendida esta última como la cristalización y esclerosis del mensaje cristiano original; y estoy de acuerdo con ella. Ciertamente, hoy en día los rituales cristianos se repiten consuetudinariamente sin entender qué es lo que estos rituales persiguen; y los símbolos cristianos, que en los últimos tiempos se han hecho más estéticos, se han pulimentado, y se han perfeccionado, en algún sentido; decía que los símbolos cristianos, por ese perfeccionamiento, se han hecho más bellos estéticamente pero, en el fondo, están bastante alejados de la cruda experiencia original; una experiencia devastadora para una consciencia limitada y estrecha. De ahí que la ortodoxia, con buen criterio, tenga un "manual de instrucciones" para el colectivo. Si bien, esta vez con pésimo criterio, haya impedido o, cuanto menos, dificultado el camino esotérico a aquellas personalidades que, por su propia disposición, no se pueden adaptar al estrecho y rígido sendero institucional.

Pero ese alejamiento del hombre interior, precisamente, da lugar a que surjan movimientos de tipo compensatorio. La Psicología Transpersonal (aquella cuyo objeto de estudio es el ámbito psíquico que se encuentra más allá de lo personal), como en los primeros siglos del cristianismo sucedió con los grupos gnósticos, se me antoja que es una de las manifestaciones más excelsas de esta compensación. Y debemos recordar aquí que fue Carl Jung el primer psicólogo transpersonal, el primero que apuntó que la psique no es exclusivamente un vertedero de contenidos biográficos reprimidos por la censura, como apuntaba Freud, como tampoco se trataba de un lugar en el que se acumulara una suerte de complejo de inferioridad, que empujaba al individuo a compensar ese sentimiento con un deseo de poder, como decía Adler; ambos enfoques están en lo cierto, desde luego, pero sólo en parte; Jung nos mostró que más allá de ese inconsciente individual, de ese subconsciente, existe un inconsciente colectivo cuyos contenidos son autónomos y, en cierto modo, actúan con independencia de nuestra consciencia; y no sólo eso, sino que, lo inconsciente colectivo constituye, en sí mismo, un mundo interior, tan complejo como el mundo exterior. El grave problema del mundo occidental es su unilateralidad, su tendencia a pensar que la única realidad es la que proviene del mundo objetivo, del mundo exterior, aquel que percibimos a través de nuestros sentidos; pero ese es un craso error, un error que se defiende como si de una religión se tratara, pues está inmerso en el propio espíritu de la época. Por lo tanto, no es de extrañar que la nueva religión se denomine Materialismo. ¿Qué le ha sucedido entonces al hombre? Le ha sucedido que ha perdido su mundo interior, su Alma, a la que ha considerado como un apéndice indeseable. ¿Qué consecuencias tiene semejante actitud? Las que podemos ver a diario a nuestro alrededor, y que se reflejan en los medios de comunicación. En definitiva, que el ser humano se ha convertido en un ignorante de sí mismo. Su conocimiento del mundo exterior, de la materia, se ha hipertrofiado a expensas o en detrimento del autoconocimiento. Así, no debiera causar asombro que, como Jung advirtió, el verdadero peligro para la humanidad resida en el hombre mismo. No son las catástrofes naturales, por más que se esté provocando una destrucción acelerada de la Naturaleza, los verdaderos peligros para el ser humano. Sino, antes bien, lo es el propio ser humano, cuando permanece inconsciente de sí mismo.

Naturalmente, como también tuvo lugar en los orígenes del cristianismo, la Psicología Transpersonal (me refiero ahora a este término en la acepción que utiliza Stanislav Grof, como la psicología que estudia, también, los estados no ordinarios de consciencia, las emergencias espirituales, etc.) se ha percatado de la importancia que tiene el conocimiento del mundo interior. Pero, y esto es preciso reseñarlo, algunos de sus representantes pueden cometer el mismo error que se observa en algunos movimientos gnósticos (influidos por el helenismo, el zoroastrismo y las religiones mistéricas, entre otros), creando así, una nueva escisión, un nuevo dualismo. El problema del exceso de rigidez se compensa con una tendencia, igualmente rígida, a generalizar la vía de acceso al conocimiento de la chispa divina, como si se tratara del único camino posible. Lo que denota un nuevo estado de inflación de la consciencia. Exactamente lo mismo que les sucedió a ciertos grupos gnósticos. Nunca se advertirá lo suficiente del peligro que supone estar demasiado cerca de la divinidad, pues no anda muy lejos de ella el demonio de la hybris.

Y, hablando de la propia experiencia, pienso que se puede convenir conmigo en que no es lo mismo ser cristiano que católico, protestante u ortodoxo. No es lo mismo experimentar por uno mismo la chispa divina, y escribir sobre ello (plasmarlo en un particular libro rojo, como el que recientemente se ha editado), que adherirse a un movimiento, grupo, secta o, en último término, religión sin haber atravesado la desgarradora experiencia. Ahora bien, es importante darse cuenta de que la mayoría de las personas no está preparada para acceder a dicha experiencia. De ahí que deba existir, también, el camino exotérico, el ortodoxo, el literalista, si bien, con unos guías responsables y no con energúmenos ávidos de poder.

Maribel hablará de experiencia mística. El sentimiento gusta mucho de esa terminología. El pensamiento prefiere, en cambio, remitirse a la Gnosis, para referirse a la experiencia directa e intuitiva con el magma incandescente de lo Inconsciente Colectivo Psicoideo, del Unus Mundus, del Cristo Interior. Pero poco importa (o tal vez, sí), a la postre, el modo en que manifestemos esa experiencia. Que lo llamemos Experiencia Mística o Gnosis. Evidentemente, esto depende de la particular ecuación personal, de la retícula en la lente de la conciencia que le es propia a cada cual. Ahora bien, mientras que al sentimiento le cuesta poner en palabras esa experiencia, el pensamiento puede escribir volúmenes enteros que remiten a esa experiencia. El sentimiento hablará de inefabilidad (cosa que el pensamiento, estará de acuerdo en parte), porque no es capaz de ponerlo en palabras. El Tao del que se habla no es el Tao. Sin embargo, una cosa sí es cierta, la manifestación del mundo arquetípico, la concreción del mismo, la encarnación de lo daimónico, si bien es una experiencia numinosa, sobrecogedora, para la conciencia, para la corporalidad, vista desde la óptica del mundo arquetípico, no es sino una simplificación, una banalidad, un encorsetamiento. Por eso, si el corsé es muy estrecho, como sucede con el lenguaje científico, demasiados detalles se pierden por el camino, y el producto manifiesto es demasiado simplista, demasiado enjuto, como para mostrar un atisbo, si quiera, de la grandeza de aquello a lo que está aludiendo, de lo que está representando, encarnando. O sea, en términos cristianos, que Dios se haya hecho carne es, para el ser humano, desde luego, un acontecimiento sublime. Sin embargo, para Dios ese acto es un rebajamiento, una simplificación, un confinamiento y una limitación.

lunes, 16 de noviembre de 2009

¿RAÍCES CRISTIANAS DEL ALMA OCCIDENTAL?

Al hilo de la entrada que Maribel Rodríguez acaba de publicar en su blog personal, en la que explica la creación de una Universidad de la Mística, y su participación en ella como directora de la cátedra Edith Stein, me he animado a verter algunas reflexiones en torno al concreto tema de la mística cristiana.

Ciertamente, hace ya varios decenios, que se viene observando una suerte de avalancha, debido a una tremenda crisis que está afectando a Occidente desde hace muchos lustros, hacia expresiones espirituales más exóticas, como son las orientales. Este fenómeno en sí muestra dos asuntos cruciales: 1. Que vivimos en una época de crisis de valores, lo que se podría llamar un ocaso o muerte de las antiguas deidades; 2. Que el occidental contemporáneo está tratando de compensar esa pérdida trasplantándose a Oriente (o creando nuevos dioses, como son el Dinero y el Poder, o bien, en ciertos ámbitos, los Ovnis, etc.).

Pero las religiones orientales (o espiritualidad oriental) son una expresión de un alma antigua, con unas raíces profundamente ancladas y un sustrato cultural que las abona, muy diferentes a las occidentales. Por ese motivo, un trasplante de ese tipo puede conllevar una enfermedad anímica, tanto o más peligrosa que la vacuidad en la que está quedando el occidental medio.

Hoy, el cristianismo ya nada le dice al tecnocrático hombre moderno. Su ilustrada mente y la adoración a la Diosa Razón hacen que el mensaje cristiano le parezca infantil, contradictorio y, en último caso, hace tiempo superado.

Mas las consecuencias de semejante pérdida irreparable (me refiero al significado de los símbolos cristianos y/o al sentido profundo de sus rituales) las podemos ver a diario en los medios de comunicación: Guerras, Terrorismo, salvajismo atroz, materialismo a ultranza... ya no se sabe lo que es ser humano.

Cuando el hombre pierde el contacto con la Tierra Madre, con su Alma, entonces tienen lugar los acontecimientos que a diario vemos en los medios de comunicación. Los instintos primarios, del Dragón, se hacen con las riendas de la cultura, de modo que lo más tosco, lo más burdo, lo más indiferenciado es objeto de adoración. Como ejemplo de rabiosa actualidad están los programas televisivos de máxima audiencia, que presenta una alcahueta haciendo ostentación de la mediocridad y la mentira. Es lo que sucede siempre que tiene lugar el ocaso de una civilización, por otro lado.

Ciertamente, hay indicios de que en la Institución Cristiana se están produciendo cambios, que parecen avecinar una especie de nueva Reforma, o mejor, una renovación del mensaje cristiano. Mas, según a mí me parece, el retorno a la institución y la adherencia al cristianismo institucionalizado, por muy reformado que parezca, no constituirá la norma. Más bien, tiendo a pensar, guiado por mi intuición y por el estudio de uno de los símbolos que se relacionan con el espíritu de la época (zeitgeist), el Aguador o Acuario, que la búsqueda de la Verdad, de Dios en último término, pasará por un viaje interior que realizarán los individuos, adentrándose en lo más recóndito de Sí-Mismos, para, como los gnósticos de todos los tiempos, o los místicos de todas las religiones, encontrar la chispa divina que yace en su propio interior. Quizás los relatos artúricos, donde los caballeros de la Tabla Redonda se embarcaban en un viaje en busca del Santo Grial, representen mejor el espíritu de la época, que la Institución propiamente dicha. Tan es así, que la misma institución cristiana no se revitalizará, no se renovará, al igual que sucedía con el reino artúrico, sin que muchos Parzifales hallen la respuesta correcta a la pregunta singular: ¿Quién sirve al Grial?

miércoles, 11 de noviembre de 2009

LUNA NEGRA, ANIMA MORENA. SOBRE EL ARQUETIPO DE LA MUJER FATAL.


Después de un viaje a Huelva, en el que se produjeron decenas de sincronicidades, como, por otro lado, es natural en momentos en que un arquetipo se constela, llegamos a casa, mi pareja y yo, y nos pusimos a ver una película excelente titulada Al filo de la Navaja. Al terminar de verla, no lograba comprender cómo no lo había visto antes. Pero, bueno, como todo en esta vida, las cosas llegan cuando tienen que llegar.

Al margen de lo fascinante de la película, y de la afinidad y hasta similitud existentes entre la vida del protagonista y la mía propia, había un tema arquetípico que se mostraba con inusitada claridad: las dos facetas con las que se presenta el anima en el hombre. Una es el anima Morena (oscura, negra), la Luna Negra, Seckmet; la otra, el anima Rubia, la Luna Llena. La Rubia ayuda al individuo, está próxima a las funciones superiores de su consciencia, es, en cierto modo, su soror mística; la otra, en cambio, es una Serpiente, un Dragón que lo conduce al abismo de su inferioridad, y lo hunde en los infiernos de lo Inconsciente Colectivo.

Esther Harding, eminente analista jungiana americana, discípula directa de C. G. Jung, escribe lo siguiente del anima negra, del aspecto demoníaco de la mujer, la femme fatal, en su muy recomendable libro Los Misterios de la Mujer. Simbología de la Luna. (Ed. Obelismo, pp. 121-122):

"El aspecto demoníaco, inhumano, de la mujer puede traducirse en términos de experiencia diaria como sigue: Si una mujer actúa, en cualquier situación, solamente como hembra, yin, rehusando expresarse con las consideraciones humanas que podrían moderar su efecto yin, retiene al hombre por su instinto. Entonces está preparado para que le tiendan una trampa que lo deje sin apoyo... Ellas (las mujeres) saben que una acción semejante goza de una ventaja injusta sobre la vulnerabilidad del hombre. La mujer que verdaderamente ama al hombre se siente en la obligación no de tentarlo por su hechizo femenino, sino de salvaguardar su honor. En las circunstancias antes mencionadas, incluso esconderá sus atractivos, se ocultará, para que por su propia disciplina él quede libre para seguir también el camino de la disciplina. A veces la mujer no es consciente del poder de esta cualidad en ella, este femenino, este yin. En este caso, un efecto desastroso de este tipo puede ocurrir mientras que ella permanece ignorante de la parte que ha jugado en la situación negativa de su enamorado. Otras mujeres son totalmente conscientes de este poder y lo usan sin escrúpulos para su ventaja personal. Tales mujeres parecen ofrecer al hombre amor y comprensión cuando en realidad sólo le están dando las riendas para su propio deseo de poder. Si tales mujeres se detuvieran a averiguar sus propios motivos podrían ver fácilmente que su placer consiste principalmente en la satisfacción de su vanidad, alimentada por la adulación de él, y el sentimiento de importancia que obtiene de su infatuación. Una mujer más consciente, más evolucionada, conoce este peligro, y se guarda escrupulosamente de causar un efecto desastroso. Porque sólo a través de una disciplina de no ansiedad puede quedar salvaguardado el amor y la relación psicológica entre un hombre y una mujer. Una mujer así hace consciente y voluntariamente lo que las primitivas querían realizar por sus tabús de la menstruación. Ya que... una mujer que permite a su naturaleza yin actuar de un modo desenfrenado está en una situación peligrosa y debería ser apartada. Es una amenaza pública."

Esta descripción coincide, hasta en los más mínimos detalles, con cierto tipo de mujeres, que se corresponden, por cierto, con el anima Morena u oscura que es la que conduce al hombre a su perdición... o a su vocación verdadera.

Recomiendo encarecidamente a todos los buscadores de la Verdad, a los Peregrinos del Alba, a los Caballeros del Grial, a quienes deseen saber más sobre esa dualidad del mandala masculino, esta excelente película y/o, en su caso, la novela en la que se basa.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

CLAVES Y COMENTARIOS SOBRE EL ÚLTIMO LIBRO DE MIGUEL BLANCO: 2012. MAYAS, los Señores del Tiempo.


Este mundo nuestro agoniza; el modelo de vida occidental esta acabando. Tenemos pruebas evidentes y claras de ello. La reciente crisis económica nos muestra un sistema que ya no sirve en nuestro mundo; el calentamiento global y muchos otros signos, son los síntomas de que nuestra sociedad esta a punto de terminar como modelo de vida.
No podemos seguir viviendo de espaldas al planeta, no pueden vivir unos millones de ricos a expensas de la riqueza de otros miles de millones de seres que, en el planeta, pasan hambre. Es evidente que algo ha de cambiar. Y parece que el momento ha llegado de la mano del sufrimiento.


Con estas palabras, claras y contundentes, Miguel Blanco, presentador del programa radiofónico en RNE “Espacio en Blanco”, respondía a Lorenzo Fernández Bueno, director de la revista ENIGMAS, fundada por el fallecido psiquiatra y eminente divulgador de fenómenos ocultos, Fernando Jiménez del Oso, en una entrevista concedida al hilo de la presentación de su último libro 2012. Mayas, los señores del Tiempo (La Esfera de los libros, 2009).

Viajante infatigable, buscador de la Verdad oculta tras las apariencias, Miguel Blanco es un excelso representante de lo que la psicología analítica denomina intuición extravertida. Sus mágicos encuentros con personajes de la cultura Maya son un claro ejemplo de su modus operandi, propio de una poderosa intuición que encuentra en el mundo manifiesto, los mensajes y las claves que lo conducen al verdadero conocimiento. No en balde nos cuenta Miguel Blanco que un anciano sacerdote maya, “vestido de blanco”, quien le ha acompañado en varias de sus aventuras por el mundo, le comunicó en la selva de Chiapas un mensaje revelador acerca de las dos vías de acceso al conocimiento. La vía de la comprensión a través de mensajes, de enseñanzas que nos permitan acceder al conocimiento –la vía seca alquimista- y la vía del sufrimiento, de la vivencia de la crisis en las propias carnes, -la vía húmeda de la alquimia-.

En la terminología de la psicología analítica, Miguel Blanco ha tenido un numinoso encuentro con el Anciano Sabio, una manifestación de la personalidad superior o arquetipo del Sentido. Ahora bien, ese mismo arquetipo puede aparecer como guía interior, como imagen emanada de lo Inconsciente Colectivo, algo que es más factible que le suceda a un intuitivo introvertido. No obstante, proceda del exterior, del mundo manifiesto, como persona de carne y hueso, o proceda de lo interior, como imagen emanada de lo Inconsciente, el mensaje, en último término, es el mismo.

Miguel Blanco apunta en su entrevista cuál es el sentido y el significado profundo de las profecías Mayas, allende su apocalíptico mensaje: “volveremos a nuestro origen cósmico como especie, volviendo a reunirnos con los antiguos dioses”. Para ello, muchos de nosotros, como afirma Miguel Blanco, “habremos de recorrer un camino parecido a lo que se conoce como apocalíptico, que no quiere decir otra cosa que revelador”. Es decir, que mediante la vivencia del sufrimiento –asociado a la muerte del ego y al renacimiento del Cristo interior- al ser humano se le revelará el verdadero sentido y significado de su existencia, la respuesta a la sempiterna pregunta: ¿Quién soy yo?

Ha sido para mí una nueva y emotiva sincronicidad, de las múltiples asociadas a la constelación de un arquetipo en mi universo interior, encontrar, en esta reciente entrevista, que el mensaje revelado por el “anciano sacerdote maya vestido de blanco” a Miguel Blanco – ¡ojo a la coincidencia significativa entre el apellido de Miguel y el vestido del anciano sacerdote!- en la Selva de Chiapas, coincida con el sentido esotérico del título de mi libro El Retorno al paraíso perdido. La renovación de una cultura, y que retomo en mi última novela histórica titulada LA HERMANDAD DE LOS INICIADOS. Estas coincidencias significativas parecen mostrar que, pese a que la procedencia de nuestras respectivas experiencias difiera, y los ropajes con los que se han investido nuestros respectivos mensajeros sean, también, distintos, ambos hemos bebido de la misma fuente, nos hemos sumergido en idéntico océano, y, por lo tanto, hemos regresado al mismo Útero Cósmico, que es, a un tiempo, origen y destino del ser humano.

Desde aquí deseo expresar mi enhorabuena a Miguel Blanco por su nuevo libro 2012. Mayas. Los Señores del Tiempo, publicado por la editorial La Esfera de los Libros, que leeré con fruición, y mi agradecimiento a Lorenzo Fernández por haber sido el mensajero que me permitió conocer la existencia de este libro, y la materia prima desde la que se ha gestado.

A ambos, mi más sincera gratitud.

viernes, 23 de octubre de 2009

EL LIBRO ROJO (ROTE BUCH–LIBER NOVUS ) DE JUNG, POR FIN PUBLICADO


Aunque con más de una semana de retraso, quería reseñar la importancia de la noticia de la publicación en lengua inglesa y alemana de la Magna Obra de Carl Gustav Jung, EL LIBRO ROJO.

En su autobiografía, Recuerdos, sueños, pensamientos, justo antes de los Siete Sermones a los muertos, aparece un fragmento que, según se nos cuenta, está entresacado de las últimas aportaciones de Jung a su Libro Rojo, realizadas tardíamente en 1959, y que consistieron mayormente en una ampliación de las conversaciones originales con Elías, Salomé y la serpiente. El texto dice así:

"1959. He trabajado en este libro durante 16 años. El conocimiento de la alquimia en 1930 me sacó de este trabajo. El comienzo del fin llegó en 1928 cuando Wilhelm me envió el texto de las Goldenen Blüte, de este tratado de alquimia. Entonces el contenido del libro halló el camino a la realidad. No podía ya trabajar en ello. Al observador superficial le parecerá una locura. Así hubiera sido si no hubiera podido captar la imponente fuerza de los acontecimientos originales. Supe siempre que todo acontecimiento encierra algo valioso y por ello no encontré nada mejor que exponerlos en un libro «valioso», es decir, caro y en las imágenes revividas al pintarlas. Sé lo inadecuado que era esta empresa, pero pese al mucho trabajo y distracción me siento fiel a ello..."

No puedo dejar de mencionar la serie de fenómenos de sincronicidad que tuvieron lugar poco antes de conocer la noticia, el mismo día en que mi querido amigo Raúl Ortega lo publicó en su blog, el 13 de octubre; yo andaba dilucidando el significado del mandala masculino, un mandala DUPLEX, manifestado en las figuras de la Rubia y la Morena, la Virgen y la Ramera, y la posibilidad de Unificar ambos contrarios. Al mismo tiempo, fui rememorando mi experiencia de iniciación, con toda una serie de imágenes, poesías, textos de tipo alquímico y gnóstico, etc. (y que en parte reproduje en mi libro El Retorno al paraiso perdido) , al hilo de la constelación de varios arquetipos en el seno de mi Universo Interior; y, en ese estado de cosas, me entero de la edición del libro Rojo de Jung. En fin, no pude menos que pedir a mi novia, fíjense en este dato, que me encargara un ejemplar en lengua inglesa a través de Amazon.com

miércoles, 21 de octubre de 2009

IMPRESIONES SOBRE LAS VII JORNADAS INTEGRALES EN BARCELONA


El pasado fin de semana, del 17 al 18 de octubre, asistí a las VII Jornadas Integrales que giraban en torno a la carismática figura del pensador y escritor mundialmente conocido Ken Wilber. Mi asistencia a las Jornadas tenía dos objetivos principales:

1. Conocer la perspectiva wilberiana y su abordaje de la psique humana. Había leído algún libro de Wilber y varios ensayos y artículos, pero, hasta la fecha, realmente no me había suscitado demasiado interés.
2. Comprobar in situ que mi teoría, planteada en un post anterior en este mismo blog con el título de "Experiencia Mística y Religión Colectiva", se ajustaba bien a los hechos.

Lo que finalmente surgió al presenciar, preguntar directamente a algunos ponentes ciertas preguntas que me habían suscitado sus intervenciones y experimentar la "buena onda" del grupo que se formó, fue un íntimo interés en conocer mejor el modelo de Ken Wilber. Asimismo, no puedo dejar de mencionar que, para mí, fue un auténtico privilegio conocer a los ponentes personalmente. Esto fue algo fundamental para comprender el interés que les movía a divulgar las ideas de Wilber. Todos ellos habían experimentado en sus propias vidas los efectos de lo numinoso, de lo místico, y Ken Wilber les ayudaba a poner nombre a dichas experiencias. Es natural que, como dijo Raquel Torrent en su intervención, esto les produjera un cierto "enamoramiento" por la figura de Wilber. Algo parecido me sucedió a mí con Carl Gustav Jung, y eso fue lo que me llevó a estudiar la obra de este genial psiquiatra suizo.

En verdad, aquí lo más importante es la propia experiencia. Todo lo demás acaba convirtiéndose en fuego fatuo. No obstante, he comprobado también, y esto es algo que debo reseñar, especialmente en ciertos ponentes, que demostraban un exceso de admiración por Ken Wilber. Esta experiencia la conozco muy bien, porque yo mismo la he padecido durante un período más o menos dilatado con la figura de Carl Jung. He desarrollado en un ensayo anterior los factores inconscientes que operan en estos casos (Véase Sabiduría y Endiosamiento para un mayor abundamiento). Algo de esto ya apuntó una de las ponentes, Maribel Rodríguez, en su ponencia sobre la evolución colectiva y las vivencias religiosas.

Raquel Torrent, en su intervención, en la que presentaba el libro "Evolución Integral", decía que el modelo wilberiano era el más completo que hay hasta ahora, pero que pueden utilizarse otros modelos y, además, que puede superarse éste con el tiempo, como consecuencia de un mayor ahondamiento. Y, además, hizo un símil muy oportuno entre el modelo wilberiano y unas gafas. Uno puede ponerse las gafas wilberianas o no ponérselas. Sin embargo, a este símil habría que añadirle que uno ya trae unas lentes y unas retículas de fábrica. Las personas no eligen por casualidad un modelo u otro, como tampoco les parece un modelo más comprehensivo que otro por casualidad. Hay una disposición previa que hace que unos elijan un modelo, y otros, otro. Lo que no significa que no se puedan conocer o estudiar varios de ellos. Pero, al final, uno se decanta por el modelo que mejor se adecua a su propia disposición. Que yo haya elegido el modelo jungiano y no el wilberiano, no se debe a que uno de los modelos sea mejor que el otro. Sino al tipo de experiencias que he tenido, así como a mi propia ecuación personal. Esta es una reflexión que, se me ocurre, debería hacerse más de un wilberiano.

Por otro lado, quise haber formulado algunas preguntas a los ponentes, pero no tuve ocasión por falta de tiempo. Esas preguntas, al final, me las formulé a mí mismo. Y el resultado de la dialéctica con mi inconsciente fue el siguiente:

1. Al hilo de una pregunta que un asistente formuló a una de las ponentes, Rosario Sánchez, sobre si la bisexualidad era muestra de una evolución en la sexualidad, y tras haber mantenido una conversación con Rosario sobre este tema, al final he llegado a la siguiente reflexión: La bisexualidad es, según me parece a mí, un síntoma de una indiferenciación y, por consiguiente, de una falta de autoconocimiento del Ser que le habita a uno. Una cosa es saber, o sea, ser consciente de la "androginia" del Ser, del Sí-Mismo como arquetipo de la personalidad superior, e ir diferenciando los diferentes componentes masculinos y femeninos que hay en Uno Mismo, y otra, bien distinta, es manifestar una bisexualidad, precisamente por ser inconsciente de esa androginia psicológica (correlato de la androginia física que también se observa en todo ser humano). De ese modo, en lugar de una unión de opuestos, se produce una confusión de los mismos. En mi libro "El Retorno al paraíso perdido" profundizo en este mismo tema, ilustrándolo con algunos ejemplos.

2. Una asistente a las Jornadas formuló una pregunta a los participantes sobre cómo era posible que existieran ciertos símbolos que, con independencia de los fenómenos de migración, sean comunes a toda la humanidad (por ejemplo, la Gran Madre, los Mándalas, etc.). Los ponentes no supieron responder con claridad y empezaron a divagar sobre si esos "arquetipos", o modelos primordiales, pertenecían al ámbito de la metafísica y no eran objeto de un conocimiento científico. Únicamente Marco Antonio Robledo supo explicarlo, a través de sus experiencias, mediante los campos morfogenéticos de la hipótesis de Rupert Sheldrake y la resonancia mórfica. Me resultó sorprendente comprobar el desconocimiento de las investigaciones de Carl Jung y sus seguidores, sobre los arquetipos. Según a mí me parece, allí se produjo una confusión entre lo que es un "arquetipo" como tal, y su manifestación simbólica. El "arquetipo" es una especie de nódulo energético, como el lecho por el cual circulan las aguas de un río, pero, en este caso, lo que circula es la energía psíquica. Como tal, el arquetipo no es cognoscible directamente sino sólo a través de su manifestación simbólica. Esto es algo fundamental para comprender lo que allí se trataba de dilucidar. Por eso, cuando un arquetipo emerge en una cultura, adquiere los ropajes que son propios de esa cultura y no los de otra. Así que, el arquetipo no es co-creado, sino es dado a priori en la psique humana. El arquetipo es el tipo arcaico, lo que en mitología se denomina motivo primordial. Ejemplos de ello lo constituyen tanto los mitos, los símbolos religiosos, los cuentos y las "grupos" esotéricos.

3. Esta última reflexión me condujo a preguntarme, al hilo de una cuestión formulada a Maribel Rodríguez sobre el aparente problema del sincretismo, si un sincretismo consciente, como el que se daba en los movimientos gnósticos de los primeros siglos del cristianismo, es posible y hasta necesario. Y con esto no se pretende decir que uno debe realizar los diferentes rituales de las distintas religiones. Esto sería un contrasentido, y uno se perdería en una maraña de ritos que, en el fondo, no comprende y, además, le son anímicamente ajenos. Lo que la psicología profunda ha descubierto, precisamente, es la existencia de una función espiritual en lo inconsciente, una función que es generadora de símbolos. Y, a través de lo que se denomina amplificación de símbolos, o sea, de un sincretismo consciente, hacer perceptible y asible a la consciencia el significado de dichos símbolos para la consciencia. Para quien desee ahondar en el significado del "proceso de individuación", le remito a mi "Crítica a Ken Wilber en su interpretación de la psicología analítica".

En fin, que mi asistencia a las VII Jornadas Integrales en Barcelona ha sido para mí una experiencia inolvidable.

miércoles, 14 de octubre de 2009

SINCRONICIDAD COMO PUENTE ENTRE MATERIA Y ESPIRITU


Hoy voy a hablar del término psicoideo, acuñado por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, padre de la psicología analítica o profunda, en su libro La interpretación de la Naturaleza y de la Psique. Un trabajo que hizo junto al físico Wolfrang Pauli, quien, durante un tiempo, fue paciente suyo, y que es conocido por haber obtenido el premio Nobel por su principio de exclusión, según el cual, no puede haber dos electrones con sus cuatro números cuánticos iguales. Pauli propuso la existencia de un cuarto número cuántico (números que caracterizan los estados propios estacionarios de un electrón y que, por tanto, describen los orbitales atómicos) llamado de Spin, y que define el sentido de giro del electrón sobre su eje de rotación, generando un campo magnético a su alrededor.

Jung parece evidenciar que los conceptos de espacio y tiempo son irrelevantes para lo inconsciente colectivo. Es decir, que lo inconsciente colectivo está más allá del espacio y del tiempo. Dado que nuestra psique está compuesta por la consciencia, con su centro o foco de luz, a través del cual iluminamos los objetos externos y los internos, que es el Ego o complejo del Yo, y por un inconsciente, que en sus estratos más profuntos y sutiles es universal, de ello parece concluirse que, en esas regiones más sutiles, en lo inconsciente colectivo, precisamente, la psique trasciende el espacio y el tiempo. Ahora bien, "nuestro cerebro nos engaña", en el sentido de que pone numerosos filtros a la tremenda multitud de estímulos provenientes del mundo material, de un lado, así como de lo inconsciente colectivo, del otro, para que no "enloquezcamos".

Soy consciente de que hablar de psicoideo, de inconsciente colectivo y de arquetipos no es, en modo alguno, un asunto sencillo. Y que, aquí, la experiencia se hace ineluctable para comprender a qué se refería Jung al acuñar esos términos. Y, dicho sea de paso, quizás así se entienda mejor nuestra crítica a Ken Wilber, quien explicaba el término arquetipo sólo desde el aspecto más grosero, más colectivo, más obvio, o sea, como pauta de conducta común a la especie humana.

Para Jung, el campo psicoideo es el lugar de origen de lo psíquico y lo físico. De modo que, al hablar de lo inconsciente colectivo psicoideo hace referencia a esa banda del espectro psíquico que está allende lo psíquico y lo físico, pues los engloba a ambos. Así, cuando se constela un arquetipo, o sea, cuando se activa y se prepara para su emergencia plena en la consciencia, tienden a producirse fenómenos de sincronicidad. Precisamente, porque la acción del arquetipo se manifiesta dualmente: en el ámbito físico y en el psíquico. Al percatarse de esta doble manifestación del arquetipo, de esta "coincidencia significativa" de un acontecimiento interior y uno exterior, pleno de significado para el sujeto que lo experimenta, Jung postula la existencia de un ámbito o realidad unificada, en la que Espíritu y Materia no son sino una y la misma cosa. A esta realidad la denominó Unus Mundus, Mundo Unificado, sirviéndose del término escolástico utilizado por los filósofos medievales.

En este sentido, en su libro Arquetipos e Inconsciente colectivo, Jung escribe lo siguiente:

"Como la psique y la materia está contenidas en uno y el mismo mundo y además están en contacto permanente y descansan, en última instancia, sobre factores trascendentales, no sólo existe la posibilidad, sino también cierta probabilidad de que materia y psique sean aspectos distintos de una y la misma cosa. Los fenómenos de sincronidad apuntan, según me parece, en esa dirección ya que tales fenómenos muestran que lo no psíquico puede comportarse como psíquico y viceversa, sin que exista entre ambas un vínculo causal."

Marie Louise von Franz, en El Hombre y sus símbolos, utiliza el símil de un túnel, en el que la física está excavando por uno de sus extremos y la psicología profunda por el otro. De modo que, en útima instancia, ambas disciplinas están llegando al mismo punto (el unus mundus) y, por consiguiente, los resultados de la Física y de la Psicología son como las dos caras de una misma moneda.

En próximas entradas continuaremos profundizando en estas apasionantes ideas.