miércoles, 20 de julio de 2011

COSTA RICA SALVAJE ¡PURA VIDA! Tercera Parte

Hotel Pachira Lodge en el Parque Nacional de Tortuguero. Caminando hacia nuestra habitación.


Día 3. Martes, 21 de junio. Visita al Parque Nacional de Tortuguero.

El martes 21 de junio de 2011 partimos desde el Hotel Corteza Amarilla hacia el Parque Nacional de Tortuguero. Pedimos que nos preparasen el desayuno para llevárnoslo, puesto que salíamos a las 5:45 de la mañana. Así que, nos acostamos pronto la noche anterior. El conductor llegó a la recepción del hotel muy puntual, por lo que salimos enseguida.

El conductor nos explicó que iríamos hasta el restaurante El Ceibo, en Guápiles, donde tomaríamos un desayuno alrededor de las 08:00, y allí cambiaríamos de transporte, para coger un autobús que nos llevaría hasta el embarcadero, donde montaríamos en un bote a motor y, desde allí, al complejo hotelero Pachira Lodge.

El árbol Ceibo (Ceiba pentandra)

Y, en efecto, salimos del Corteza Amarilla y llegamos al restaurante El Ceibo, en Guápiles. Allí, disfrutamos de un desayuno tipo buffet, donde comimos fruta (piña, papaya y sandía), gallopinto, huevos revueltos o fritos, pan, bizcochos (allí los llaman queques), etc.

El árbol que da nombre al Restaurante, El Ceibo

 Tras el desayuno, salimos un momento a la Hacienda Barú Lodge, el Hotel al que pertenece el restaurante,  para ver el árbol que le da nombre, el Ceibo (Ceiba pentandra) y pasear por las inmediaciones. Allí, pudimos ver unas ardillas (muy distintas a las de España, con un rabo más largo, de pelo largo y espeso. También vimos la famosa ranita roja, por cierto muy venenosa. Una pequeña muestra de lo que nos depararía nuestra visita a Tortuguero.

Rana venenosa roja y azul (Oophaga pumilio). Lamentamos la mala calidad de la foto.

Tras partir del restaurante El Ceibo en un autobús, donde conocimos a varias parejas recién casadas en viaje de luna de miel, igual que nosotros, el guía nos explicó que Costa Rica estaba dividida en dos partes: la parte Este, bañada por el mar caribe y la Oeste, bañada por el Océano Pacífico. Estas dos partes están separadas, de Este a Oeste,  por cuatro cordilleras, tres de ellas volcánicas: La cordillera de Guanacaste, La Cordillera de Tilarán, La Cordillera Volcánica Central, en la que se encuentra el Parque Nacional Braulio Carrillo, que atravesamos para ir a Tortuguero y La Cordillera de Talamanca, esta última sin volcanes, siendo la más antigua y elevada del país. Al norte, Costa Rica linda con Nicaragua y, al sur, limita con Panamá. Posee puertos tanto en la zona del Pacífico, cuanto en la bañada por el Caribe, comunicados por una carretera que atraviesa el país.

Mapa Geográfico de Costa Rica

Durante el viaje, nos pudimos percatar de que la red de carreteras de Costa Rica es bastante precaria, con carreteras estrechas, bacheadas que, en temporada húmeda, pueden llegar a inundarse. El límite máximo de velocidad, en algunos tramos de las carreteras principales, es de 90 km/h, aunque lo habitual son 80 km/h. Mientras que en las carretera secundarias, lo normal es circular a unos 60 km/h. En nuestro caso, dado que gran parte del camino lo hicimos por carreteras sin asfaltar, la velocidad media rondó los 30 km/h. De ahí que se tardara tantísimo tiempo en recorrer unos 100 kms.

Llegando al embarcadero del Hotel Pachira

Llegamos al embarcadero situado cerca de la plantación bananera La Geist. Allí, tomamos un bote a motor que nos llevó, a través de canales de agua, hasta el Hotel Pachira Lodge. Pudimos deleitarnos con la vista del bosque húmedo secundario mientras navegábamos hasta el hotel. Una vez allí, nos recibieron con un cóctel de bienvenida y nos dijeron el número de nuestra habitación, la 22.

Rumbo al Hotel Pachira Lodge por uno de los canales de Tortuguero

Las habitaciones de este hotel son amplias, muy acogedoras y adaptadas a su política de turismo sostenible. No disponen  de aire acondicionado, aunque sí un ventilador en el techo, las luces son todas de bajo consumo, para evitar el  consumo excesivo de energía, y disponía de varias papeleras, para reciclar la basura. En este hotel, como en el resto de los que estuvimos, el papel higiénico se depositaba en una papelera, dispuesta para ello, de manera que no se tirase ningún papel por el váter.
Embarcadero del Hotel Pachira Lodge
Nos informaron de que había excursiones nocturnas a la playa, para ver el desove de las tortugas verdes (Chelonia mydas). También nos advirtieron de que no era seguro que la viéramos, pero ese era un riesgo que teníamos que asumir. Maribel y yo decidimos que, la excursión, la contrataríamos al día siguiente, el miércoles 22 de Junio, porque ese día estábamos cansados del viaje y preferíamos descansar. Así que, aquella tarde del lunes 21 de Junio, visitamos el pueblo de Tortuguero. A continuación, dejo algunas fotos del poblado.

Imagen tomada en el poblado del Parque Nacional de Tortuguero

Imagen tomada en la Iglesia del poblado de Tortuguero

Conectándome a la red en el  "moderno" cibercafé del poblado de Tortuguero. 

A la mañana siguiente, muy temprano, salimos en bote para el Parque Nacional de Tortuguero. Salimos para realizar una observación de fauna y flora silvestre existente en un bosque húmedo secundario (es decir, que ha sido objeto de modificación por la actividad antrópica). Las fotos que a continuación aparecen son una muestra de las especies más representativas de la zona, que tuvimos la suerte de fotografiar.

Navegando por uno de los canales del PN de Tortuguero


Imagen de un caimán (Caiman crocodilus) en el PN Tortuguero
Garza tigre (Tigrisoma lineatum) fotografiada en el PN de Tortuguero

Lagarto jesucristo (Basiliscus sp.) fotografiado en el PN de Tortuguero

Continuamos por los canales del PN de Tortuguero
Vegetación epifita  (bromelias) en el PN de Tortuguero
Monos araña (Ateles geoffroyi paniscus) en Tortuguero
Martín Pescador (Chloroceryle americana septentrionalis) avistado en el PN de Tortuguero
Garceta tigre hembra avistada en el PN de Tortuguero

En la cuarta parte de esta crónica de nuestro viaje de luna de miel a Costa Rica, continuaré hablando del Parque Nacional de Tortuguero y de las especies de fauna y flora que vimos. 

lunes, 11 de julio de 2011

COSTA RICA SALVAJE ¡PURA VIDA! Segunda parte

El centro de la ciudad de San José. Costa Rica



Proseguimos aquí la crónica que comenzamos en la entrada anterior, sobre nuestro viaje de luna de miel a Costa Rica. En esta entrada, hablaremos de la capital del país, San José. 












Día 2. Lunes 20 de Junio de 2011. Visita a la ciudad de San José, capital de Costa Rica.

Desayunamos en el Hotel Corteza Amarilla, lo que los costarricenses, también conocidos como ticos,  denominan el desayuno típico. Consta de un primer plato con varias rodajas de piña y de papaya natural, acompañado de un jugo de naranja,  y un segundo plato con huevos fritos o revueltos, gallopinto (una mezcla de arroz blanco y judías negras, sazonados con especias, considerada la comida típica de Costa Rica), varias rodajas de plátano macho a la plancha y un par de panecillos. Todo ello, acompañado de un recipiente con medio litro de café y una deliciosa mermelada de guayaba, que probé untada en los panecillos.

Después de disfrutar del desayuno, preparamos lo necesario para ir a visitar la ciudad de San José, la capital de Costa Rica. Como venían a recogernos a las 12:30 del medio día,  permanecimos en el jardín del hotel disfrutando de las vistas, bebiendo un jugo de piña y de papaya natural (eso sí, sin azúcar añadido), mientras retomábamos la lectura del avión. Así, proseguí leyendo un par de capítulos más del libro El paradigma holográfico, comprendiendo que, aquello que físicos como David Bohm, Fritjof Capra o, el fallecido no hace demasiado tiempo, Michael Talbot, neurofisiólogos como Karl Pribram, psiquiatras como Carl G. Jung o Stanislav Grof y filósofos como Ken Wilber o Arne Naess, están descubriendo, tal y como, por cierto, desarrollé en mi ya clásico libro El retorno al Paraíso Perdido, publicado en 2004, resulta ser de la mayor relevancia para el futuro de la humanidad. Mientras algunos científicos racionalistas, como Stephen Hawking, no hace sino negar la existencia de Dios, basándose en investigaciones científicas, cometiendo un grave error, al emitir juicios de carácter metafísico partiendo de premisas físicas; los científicos y filósofos nombrados, entre otros muchos, están llegando a la conclusión de la existencia de un orden implicado, una especie de Vacío cósmico, lo que los metafísicos denominan el ámbito de lo Inmanifestado, preñado de contenido que, posteriormente, se manifiesta en un orden explicado. Y resulta que es ese orden implicado,  Inconsciente Colectivo psicoideo o Gran Vacío del que depende todo el mundo manifiesto. El mundo que nosotros percibimos con nuestros sentidos es, en realidad, la manifestación de ese otro orden, del cual depende y tiene su razón de ser.

Uff!, reflexiones bien profundas, justo antes de partir para San José. A las 12:15 del mediodía nos vino a avisar la recepcionista de que ya estaban el conductor y el guía esperándonos en la puerta, para comenzar nuestro recorrido por San José. Después de presentarnos, partimos hacia San José. El guía nos explicó que teníamos que recoger a dos personas más, en otro Hotel. Se trataba de dos mujeres, madre e hija, de nacionalidad mejicana. De camino hacia la ciudad, vimos un precioso y enorme parque, con varios lagos, canchas para la práctica de diversos deportes, una piscina y un estadio nacional de fútbol, entre otras instalaciones. Se trataba, según nos explicó el guía, del Parque Metropolitano La Sabana, el principal parque recreativo y deportivo de San José, y del país, que fue aeropuerto internacional hasta 1955, año en que se trasladó al actual  Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, en Alajuela. El nombre completo de este parque, Parque Metropolitano La Sabana Padre Chapuí, lo recibe en conmemoración del Padre Manuel Antonio Chapui Torres, quien donó los terrenos en 1783 a la comunidad de San José. Resulta que, el día 8 de mayo del 2010, este parque sirvió de escenario para el traspaso de poderes en el gobierno, donde, por vez primera, una mujer, perteneciente al Partido Liberación Nacional (PLN),  Laura Chinchilla Miranda, se convirtió en presidenta de la república de Costa Rica.

El guía nos explicó que, Costa Rica, está dividida en siete provincias: San José, en el centro; Puntarenas al Sur, lindando con Panamá; Limón, al noreste del país; Heredia, al norte de San José; AlajuelaCartago y Guanacaste, esta última al noroeste del país. Y, el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría está ubicado en Alajuela, a escasos 17 kilómetros al noroeste de San José. Recibe este nombre en memoria del soldado caído en la lucha contra los americanos, quienes pretendían hacerse con el control de Centroamérica, en la Batalla de Rivas, que tuvo lugar en 1856.

En nuestro viaje hacia el centro de San José, pudimos comprobar que esta ciudad, centro económico, político y social del país, se encuentra en un valle. En realidad, está localizada en el corazón de la meseta intervolcánica denominada Valle Central, a una altura de 1.160 metros sobre el nivel del mar, rodeado por los volcanes Irazú, Poas y Barba. Su clima es uno de los mejores del mundo, con temperaturas que rondan  los 21ºC de media, durante todo el año, si bien, en la temporada seca, entre diciembre y abril, las temperaturas diurnas pueden alcanzar los 31 ºC y las nocturnas bajan a los 5º C. La temporada de lluvias va desde el mes de mayo al de noviembre, con unas precipitaciones acumuladas de 2.000 mm. Durante esta temporada, suele amanecer despejado y con unas temperaturas muy agradables durante toda la mañana y, al llegar la tarde, el cielo se encapota y descarga en unas lluvias copiosas.  Nosotros tuvimos la suerte de visitar San José en la época que denominan Veranillo de San Juan –en torno al  día de San Juan Bautista-, donde el clima se asemeja al de la estación seca. Nuevamente, para nosotros, esta fue otra coincidencia afortunada, dado que el simbolismo de San Juan está muy vinculado con el bautismo con agua, con el signo de Cáncer y con el acceso a los misterios de la Madre Natura.

La población de San José es, según parece, totalmente urbana, de ascendencia europea y mestiza. Aunque cuenta con unos 400.000 habitantes censados, lo cierto es que su  población es significativamente mayor, dado que muchos son los que vienen a trabajar a la ciudad desde las provincias de Alajuela, Cartago o Heredia. Me resultó muy interesante constatar que Costa Rica ocupa el tercer lugar de la lista de los países del mundo con mejor desempeño ambiental, por detrás de Islandia y Suiza.

El centro de la ciudad de San José nos resultó monótono, repetitivo y bastante feo. Un pot pourri de horrorosos edificios nuevos, aceras decrépitas y calles bacheadas. Las avenidas están repletas de tiendas de comida rápida, mercados, vendedores de lotería, etc. Y de esto nos percatamos el primer día que visitamos San José, desde la furgoneta que hacía el recorrido por la ciudad. Sin embargo, pudimos vivir el ambiente de San José el último día de estancia en Costa Rica, cuando tomamos un autobús desde el Hotel Corteza Amarilla hasta el centro de la ciudad, para patear la Avenida principal o central de San José, donde se encuentra el Mercado Central. Aunque sobre esta experiencia hablaré a su debido tiempo.

Imagen tomada en el Teatro Nacional de Costa Rica. San José.

Tras un rápido recorrido en furgoneta por casi toda la ciudad de San José, nos bajamos frente al Teatro Nacional, el primer edificio que visitamos. Este precioso edificio recuerda mucho a los vetustos edificios del neoclasicismo alemán, con detalles semejantes a la arquitectura francesa e italiana del siglo XIX. De acuerdo con el documento titulado El Teatro Nacional de Costa Rica. Su Historia, escrito por Yanina Robinski  “se trata de un edificio que, aunque responde al  neoclasicismo alemán del siglo XIX, presenta una arquitectura ecléctica común en Europa y en América Latina en esa época. El uso de estructuras metálicas era vanguardista y el mecanismo para subir el suelo del patio de butacas era empleado sólo en los teatros más sofisticados de Europa. En relación con columnas, ventanas y balcones, la construcción tiene más influencia de los palacios renacentistas italianos. Por otro lado, en los espacios interiores se han encontrado influencias diferentes; francesa, por ejemplo en el caso de las escaleras principales, con una ornamentación barroca. Se dice que el “foyer” es de influencia italiana o francesa  y la simbología de la decoración inspirada en la Roma y Grecia clásicas. Los telones originales fueron realizados en Italia por el pintor Carlos Orgero, bajo la dirección de Francisco Durini. Este mismo contrató en Génova la producción de veinte “escenas” (decoraciones para escenografía).”

Una anécdota interesante que nos contó el guía acerca de los orígenes del Teatro Nacional fue que este edificio se construyó por la negativa de una diva de la época, llamada Adelina Patti, a actuar en un teatrito improvisado por la aristocracia costarricense de la época (año 1898). Como consecuencia de una serie de terremotos que azotaron el país a finales de diciembre de 1888, el anterior teatro municipal de Costa Rica quedó en ruinas. Así que, dada la afición que los costarricenses tenían por el teatro, las clases adineradas, en su mayoría comerciantes y cafetaleros, solicitaron al gobierno de la época la construcción de un Teatro Nacional. Sin embargo, el gobierno les responde que no dispone de los recursos suficientes para emprender tamaña obra pública. De modo que, con el consenso de la mayoría de los ticos, el presidente en ejercicio decretó la creación de un nuevo impuesto a la exportación del café, para financiar las obras. Y esto se llevó a cabo, pese a la tremenda presión, que desde la época de la colonización por los españoles se venía ejerciendo  en contra de este tipo de espectáculos, por parte de la Iglesia Católica. En 1897, tras siete años de trabajos, fue inaugurado con la representación de la obra maestre del escritor W. Goethe, “Fausto”, que tuvo, por cierto, un éxito apabullante.

Imagen del Teatro Nacional de Costa Rica. Alegoría del Café. Pintura de Aleardo Villa. 

En las escaleras del Teatro hay una pintura preciosa pintada en el techo, titulada “Alegoría del Café”. Esta pintura, pintado por el pintor italiano Aleardo Villa, sirvió como imagen para los billetes de cinco colones, ya fuera de circulación desde 1993. Resulta curioso observar esta pintura porque nos muestra que, el pintor, jamás estuvo en Costa Rica, de ahí sus varios errores técnicos, que fueron motivo de mofa y de comentarios desde que se hiciera público. Por ejemplo, en Costa Rica, especialmente en aquella época, no había farolas junto al puerto. El modo en que se transportaba el café era mediante sacos, no en cajas y, además, éste se produce en las montañas, no en la costa. Tampoco se transporta el racimo de plátanos del modo en que aparece en la imagen, sino justo al revés, y es poco probable que pudiera con ello un solo hombre. Tampoco las mujeres costarricenses eran tan “europeizadas”, ni en sus ropas, ni en su aspecto. Los bueyes, por norma general, no tienen el yugo amarrado al cuello, como aparece en la imagen, dado que, de ese modo, se ahogarían al tirar del arado.  En resumidas cuentas, el pintor “imaginó” cómo sería Costa Rica, y lo pintó desde su “perspectiva particular”.

Imagen tomada en el techo de la segunda planta del Teatro Nacional de Costa Rica.

En la segunda planta del Teatro, hay un fresco precioso pintado en el techo, cuyo autor no recuerdo y que no he podido localizar en Internet. La estancia en la que se encuentra este fresco tiene un suelo hecho con diferentes maderas preciosas de árboles autóctonos de Costa Rica, como la Teca, así como un lugar central donde se sentaban los aristócratas, después de las funciones.

Imagen tomada en el Teatro Nacional de Costa Rica. San José. Suelo de diferentes maderas preciosas.

Después de salir del Teatro, tomamos un aperitivo en una especie de cafetería-restaurante junto al mismo teatro, con las dos mujeres mejicanas, mientras nos guarecíamos de una tromba de agua. Yo tomé un jugo de piña sin azúcar, una bebida a la que me aficioné en Costa Rica. Este lugar estaba muy bien cuidado, el trato excelente y el café, según nos dijo el guía, a quien invitamos, muy bueno –tuve ocasión de corroborar sus palabras, nuestro último día de estancia en Costa Rica-.

Catedral Metropolitana de San José. Costa Rica.

Luego, mientras nos dirigimos hacia el Museo del Jade, pasamos por la Catedral Metropolitana de San José y, Maribel y yo, decidimos entrar para verla por dentro. Según algunas fuentes consultadas,  “la catedral tiene una combinación de estilos greco-ortodoxos y neoclásico, y forma parte de un complejo de edificios eclesiásticos junto a la Curia Metropolitana, la Librería Católica y la Casa Arzobispal. Cuenta además con un sagrario, una cripta subterránea, donde están enterrados los obispos y otros sacerdotes que han pasado por este templo, así como confesionarios, pulpito y un órgano tubular.

El interior de la iglesia esta ricamente decorado, con pinturas que representan diversos motivos religiosos, así como con imágenes de enorme valor cultural, algunos datan de la época colonial.

El trono arzobispal es una talla en roble procedente de los talleres del austriaco Ferdinand Stuflesser, que fue hecha en Italia a inicios del siglo XX. Tiene un bajo relieve de Jesús, y aunque la Santa Sede pidió eliminar este tipo de tronos, también indicó que los mas valiosos se conservaran, por su valor artísticos y este es uno de ellos.

De este mismo taller son las estaciones del Vía Crucis tallados sobre madera de cedro amargo, que se cortó en Costa Rica y se envió a Italia, para la realización de los mismos.

Cuenta con hermosos vitrales, de una excelente calidad artística y fueron creados en Francia, a principios del siglo XX.

Igualmente, la iglesia cuenta con una gran cantidad de imágenes antiguas, como Nazareno, con una antigüedad de unos 100 años, que fue traída de Guatemala. Además posee tallas de artistas nacionales, como el Cristo en el Santo Sepulcro de Manuel Zuñiga.

El 18 de septiembre de 2006, en la esquina noroeste de la Catedral, se develó una escultura en mármol blanco de Carrara, del Papa Juan Pablo II, realizada en Italia por el costarricense Jorge Jiménez Deredia.

La Catedral Metropolitana se ha visto afectada por numerosos sismos, ha sido testigo mudo del acontecer nacional, así como del cambiante aspecto de la ciudad de San José.”

Museo de Jade. San José. Costa Rica.

En el Museo de Jade vimos una increíble colección pre-Colombina de joyas y esculturas de Jade, de distintos tipos y colores, cerámica, huesos y madera labrada, así como algunos botes de madera muy ligera. La variedad de su acervo está organizado en cuatro colecciones: arqueológica, artística, etnográfica y numismática. Allí vimos que, en Costa Rica, existieron diferentes tribus indígenas que se especializaron en trabajar y/o labrar la materia prima de que disponían, en sus respectivos hábitats. De igual modo, supimos que, en Costa Rica, no se sabía de la existencia de yacimientos de oro. El oro que vieron los conquistadores españoles al llegar a Costa Rica ornamentando los cuerpos de los indígenas ticos,  no procedía de Costa Rica, sino del rico intercambio comercial entre los mayas, al norte, y los indígenas ticos, así como entre los incas, al sur, y las tribus indígenas costarricenses.  Hoy en día se sabe que hay un yacimiento de oro en Crucitas, al norte de la provincia de Alajuela, un pueblito cuya población se dedica a la ganadería, la agricultura y la reforestación. El proyecto de explotación, por parte de la empresa canadiense Infinito Gold, está, en estos momentos, en el centro de la polémica (véase el artículo La realidad de Crucitas y la noticia del periódico Nuestro País, titulada Con Minería en las Crucitas, Costa Rica viola derecho internacional). 


viernes, 8 de julio de 2011

COSTA RICA SALVAJE ¡PURA VIDA! Primera parte.

Imagen tomada en el Parque Nacional de Tortuguero









El pasado día 19 de Junio de 2011, para festejar nuestra Luna de Miel, mi mujer y yo fuimos de viaje a Costa Rica. Dado que ha sido una experiencia inolvidable, querría dejar aquí, por escrito, una escueta cronología de las vivencias más conspicuas en los lugares que visitamos. Para que no resulte demasiado larga, la iré publicando por partes, en sucesivas entradas.

Si bien este trabajo no tiene la pretensión de convertirse en una guía turística –pueden encontrarse multitud de guías de Costa Rica, y de muy buena calidad, en el mercado, como la publicada por el DailyPlanet o la del National Geographic  -, considero que podría serles de interés a aquellas personas que estén pensando o hayan decidido ya realizar su primer viaje a Costa Rica.

Antes de comenzar con la crónica, propiamente dicha, quiero puntualizar que, nuestro viaje, lo contratamos con una agencia de viajes de conocido prestigio, con un itinerario preestablecido por nosotros. No obstante, para los más atrevidos, quienes, además, dispongan de bastantes días de vacaciones (un mínimo de 15 días en Costa Rica), puede resultarles interesante la opción de alquiler de un vehículo 4x4 (contratado por una buena agencia) para conocer, con toda libertad y autonomía, las zonas más representativas de Costa Rica. Esta opción no es muy recomendable en la época de lluvias, porque las carreteras se anegan y se pueden abrir socavones de diámetro y profundidad extraordinarios, como pudimos comprobar. Además, no conviene dejar nada de valor en el interior del coche, y es aconsejable cerrar las puertas siempre que no se esté dentro del vehículo. No obstante, como dirían los ingleses, it is up to you. 

Día 1. Domingo, 19 de Junio de 2011. SALIDA de Madrid hacia San José.

Salimos desde nuestra casa, en Madrid, en dirección a la Terminal T4 del aeropuerto de Barajas, para tomar el vuelo número 6313 de Iberia, que salía a las 12:05. Estábamos muy contentos y expectantes ante lo que nos depararía este viaje, a uno de los países con mayor biodiversidad del planeta y, según nos habíamos informado, de los más comprometidos con la conservación de sus ecosistemas, de todo Centroamérica. Esta sensibilidad ecológica le hace ser el país líder en turismo sostenible, lo que se traduce en unas prácticas responsables y respetuosas para con el medio ambiente, la cultura y la sociedad costarricenses –un ejemplo a seguir, desde luego. Este modelo de desarrollo sostenible está enfocado a la satisfacción de las necesidades económicas y materiales del país, sin comprometer el derecho que las generaciones futuras tienen de satisfacer las suyas. Este modelo me era bien conocido, puesto que durante mis estudios como licenciado en Ciencias Ambientales se hablaba de la importancia de cambiar el modelo de desarrollo actual, para considerar, no sólo el crecimiento económico de un país o una región, sino también el medio natural, cultural y social, así como a las generaciones futuras. Sin embargo, la experiencia me ha enseñado que, una transposición fáctica de este modelo en la mentalidad occidental, sólo es posible en tanto en cuanto se produzca un cambio en el nivel de consciencia, es decir, una amplitud de miras, que permita abrazar lo que los físicos cuánticos y otros científicos de vanguardia han denominado el paradigma holográfico y, de igual modo, considerar la importancia del descubrimiento de lo inconsciente colectivo en el ámbito de la Psicología, o de las enseñanzas de la Ecología Profunda. Mientras el consensus gentium no sea consciente del mito que está en la base del modelo de vida occidental (el mito del progreso o del desarrollo ilimitado), de la estrechez y  carencia de vitalidad del paradigma cartesiano-newtoniano, que rechaza todo lo que proviene de lo más profundo del sujeto (de su alma o psyché), así como de la implantación del cientificismo y del racionalismo más abyecto, para quien “Dios ha muerto”, la idea de un desarrollo sostenible, tal y como lo considera la Ecología Profunda, por ejemplo, quedará en un simple deseo pío. Por supuesto, el amor por la Naturaleza está implícito en esta nueva conciencia, tanto interna (la naturaleza humana), cuanto externa.

Con estas y otras tribulaciones, llegábamos al aeropuerto, a eso de las 10:00 a.m., donde facturamos una única maleta, de 19,2 kg., según la báscula aeroportuaria. Una vez facturada, nos dirigimos hacia la puerta de embarque con nuestras maletas de mano, cada uno la suya, donde llevábamos algo de ropa, así como ciertos objetos valiosos, tales como los prismáticos, la cámara de fotos o los cargadores de los móviles (si bien, estos últimos, no los utilizamos más que al final del viaje).

Una vez en el avión nos sentamos en nuestros respectivos asientos, ubicados en la salida de emergencia, que habíamos elegido on-line veinticuatro horas antes, utilizando la tarjeta de iberia plus e introduciendo el código del billete, con la finalidad  de tener un viaje lo más confortable que nos fuese posible, considerando mi altura y corpulencia. Tras las oportunas explicaciones de las azafatas de vuelo,  esperamos a que el avión despegara para observar, a través de la ventanilla, cómo la nave se iba elevando. Los edificios se iban viendo cada vez más pequeños, las montañas, las parcelas de cultivos y los poblados se iban perfilando, especialmente durante los primeros minutos de ascensión, hasta que, pasado un cierto límite de altitud, ya no se percibían más los detalles. Todo parecía una mancha de tierra allí abajo, en la que se apreciaban ondulaciones (cordilleras) y, al cabo de unos 45 minutos de vuelo, sólo el océano Atlántico era visible (una gran extensión de agua, el vulgarmente conocido como “charco”), salpicado por algunas nubes.

El vuelo duró cerca de once horas. No pude dormir nada durante el mismo, pues mi agitación e inquietud ante las experiencias que me esperaban impidieron que echara una cabezadita. Lo que sí hice, en cambio, fue comenzar a leer un libro muy interesante, titulado El Paradigma Holográfico. Muy en consonancia con este viaje que, para mí, se asemejaba bastante al viaje al mundo de Pandora, tal y como lo retrata James Cameron en su película Avatar. No en balde acababa de terminar el manuscrito de mi último libro, en coautoría con mi esposa, dedicado íntegramente al análisis de los símbolos y mitos presentes en la película Avatar. El Paradigma Holográfico, muy grosso modo, es un modelo que tiene en cuenta los avances acontecidos en la Física cuántica y en la Psicología Analítica y transpersonal. De acuerdo con estas investigaciones, el ser humano, como cualquier partícula atómica, contiene información extensible a la totalidad del Universo. Esto significa que, el individuo, a un nivel profundo, está relacionado con el colectivo y, en último término, con el universo todo. Esto es lo que los grandes místicos y las vertientes más esotéricas o profundas de las diversas religiones han venido manifestando desde los más remotos tiempos. Y algunos científicos de vanguardia, estudiando, de un lado, la estructura de la materia y, del otro, la naturaleza profunda de la psique, han descubierto que, en efecto, cuanto decían los místicos es cierto. En cierto sentido, esto mismo es lo que James Cameron trata de mostrar en la película Avatar, entre otras cosas.

Así que, ahí estaba yo, junto a mi esposa, quien releía el libro de Tolkien titulado La comunidad del anillo –una lectura muy apropiada también, por cierto-,  leyendo sobre la interrelación e interconexión de los seres humano, a un nivel profundo, mientras me dirigía a Costa Rica, una emulación real de ese mundo de interconexiones que es Pandora, en la película Avatar. Y no hay mejor modo para ver, in situ, esta realidad, que observar las interrelaciones de interdependencia que se presentan en los diversos ecosistemas. Y en Costa Rica esto se convierte en obviedad.

Imagen tomada en el Restaurante del Hotel Corteza Amarilla

Aterrizamos en el aeropuerto de San José (fíjense por un momento: mi nombre es José,  he nacido el día 19 de marzo, o sea el día de San José, igual que mi mujer, y el viaje fue un día 19 ¡vaya cúmulo de coincidencias! ¿No creen?), a las 15:20, aproximadamente, del día 19 de junio, con una diferencia horaria de ocho horas menos, con respecto a la hora española. Allí, en el aeropuerto internacional Juan Santamaría, nos recibió muy amablemente una empleada de la agencia Swiss Travel Costa Rica, a quien le entregamos la documentación que Viajes el Corte Inglés nos había dado en Madrid, y ella, a cambio, nos hizo entrega del Itinerario que seguiríamos durante nuestra estancia en Costa Rica, con todo lujo de detalles (fechas, horas, hoteles, régimen de pensión, etc.). Una vez fuera del aeropuerto, una furgoneta nos llevó hasta el hotel en el que nos alojamos en San José, el Hotel Corteza Amarilla Art Lodge & Spa, situado a unos veinte minutos del centro de la capital costarricense y a quince del aeropuerto. Este hotel está construido en el interior de una propiedad de 4.500 metros cuadrados y con un tipo único de arquitectura  sincrética, que combina  Art Noveu, Deco, Barroco y cierta influencia oriental. La puerta de entrada al hotel tiene un unicornio dibujado, símbolo de la pureza de espíritu, una muestra palpable de lo que vamos a encontrar en su interior. Una atmósfera mágica, un ambiente de tranquilidad y sosiego, un paisaje paradisiaco, un lugar precioso, un manejo respetuoso con el medio ambiente, en consonancia con su política de turismo sostenible, que ya quisieran para sí muchos hoteles españoles,  y, finalmente, una comida espectacular, completamente diferente a cuanto hemos probado en Costa Rica. Especialmente fantástica fue la opción, que venía incluida en nuestro paquete, del unicornio, en la que nos ofrecieron todo un despliegue culinario de lo más sabroso, con todas las bebidas, fuesen cuales fuesen y en la cantidad que deseamos, pues todas ellas estaban incluidas en esta opción. ¡Y con una decoración inigualable! Eso sí, su precio es, quizás, un poco elevado (unos 60 dólares por persona). Desde luego, para quien decida ir a Costa Rica, y vaya a pernoctar en San José, este hotel es muy recomendable.

Imagen tomada en el jardín del Hotel Corteza Amarilla

Después de cenar la deliciosa comida que nos ofrecieron y que, por cierto, no pudimos terminar por su abundancia, nos dirigimos a nuestra fabulosa habitación suite, muy espaciosa, independiente, al estilo de una cabaña o bungalow  lujoso, con una cama de matrimonio grande (King), un cuarto de baño tremendo, con una ducha sorprendente, y frente a la misma, un pequeño jardín interior. Todo un lujo, en un ambiente armonioso, donde dormimos desde cerca de las seis de la tarde, hasta cerca de las siete del día siguiente.




lunes, 4 de julio de 2011

EL DESPERTAR DE LA "CONCIENCIA". UN CUENTO MODERNO DE UN MITO SEMPITERNO.


EL DESPERTAR DEL JOVEN GALUIN 
Autor: José Antonio Delgado González (1999-2001)


Corrían tiempos de aporía y desesperación. Tiempos de barbarie, de negritud, 
de inversión de valores morales, de destrucción de creencias religiosas, 
de desmembramiento... Esos tiempos no distaban mucho de los nuestros. 


El viejo sabio Barba Blanca, de cabellos plateados y espesa barba, marcado 
por la inexorable ley del tiempo, transmutado por el saturnino dios del 
verdadero conocimiento, acostumbraba a recitar su sentencia favorita:



 “Ahora que está próximo el fin del mundo, conviene abrir el corazón al Sol naciente 
y saludarlo con alegría.” 

¡Qué verdad encierra tamaño adagio y cuán eximio interés despierta, pese a su 
inminente trascendencia!- exclamaba el sabio para sí. Sabido es, no 
obstante, que la ignorancia es un vil enemigo, que arredra por entre las 
fisuras del pretendido entendimiento, escondida bajo la máscara de una 
pretenciosa arrogancia racionalista. 

Pero, queridos amigos, parco en conmiseración es el Destino para con 
aquellos que se resisten a seguir el Camino. Y pocos son los elegidos en el 
arduo periplo que conduce a la inmensidad del inframundo. Fue el joven 
Galuin uno de esos "agraciados". Así se llamaba un acaudalado varón, en lo 
mejor de la edad, exuberante en entusiasmo, un argonauta, presto a 
embarcarse en ardua travesía, con rumbo hacia el descubrimiento de aquellos 
derroteros profundos, antaño conocidos como Campos Elíseos. Mas no rico en 
posesiones materiales, bienes gananciales, ni cuestiones de índole afín. 
Antes al contrario, Dios quiso traerlo al mundo bajo el yugo de la pobreza, 
del dolor, de las dificultades infantiles y de la problemática situacional 
de una familia de baja alcurnia. 

Decían los más ancianos del lugar que fueron su humilde abolengo y su 
lacerante infancia, los revulsivos que compelieron a Galuin a transitar por 
el reino de los infiernos emergiendo, sano y salvo, de los peligros que le 
arreciaron en aquellos, sus primeros años de existencia, con el don de la 
videncia. 

El viejo Barba Blanca conocía su historia. Su padre se la había contado, al 
igual que lo hiciera su abuelo con aquél. Esa tradición se remontaba a los 
albores de la humanidad, allí donde el registro histórico se desvanece en 
abigarrada mixtura con el misterio del mito.

Cuenta la historia que Galuin, día tras día, al regresar a la morada de su 
alma, recordaba las palabras que Barba Blanca aprendió de sus ancestros. 
Esas palabras, preñadas de significado, que describen el advenimiento de un 
nuevo día, el surgimiento de una etapa nueva, que es tanto del orden 
natural, cuanto del espiritual. Ellas resonaban en lo interior del joven 
Galuin, identificándose con ellas, como si en su fuero más íntimo, algo o 
alguien las reclamara para sí. 

Un día como otro cualquiera, de esos que prometen hacerse interminables, 
cuando el sol se encontraba en su zénit, un extraño hedor comenzó a emanar 
de aquel ambiente de trabajo enrarecido, en el que Galuin se sentía 
subsumido. No sabría decir qué era. Sólo lo sentía, lo presentía... 
Entonces, tras el correr de escasos minutos, Galuin supo de una terrible 
noticia. Los dos árboles Gemelos más vetustos del lugar fueron talados, y 
cayeron como las hojas de un melojo al despuntar el otoño. 

Aquella noche se encontraba agitado e inquieto. Incapaz de conciliar el 
sueño, tuvo una extraordinaria actividad onírica y, en medio del discurrir 
de las imágenes virtuales, una voz de ultratumba resonó en lo más hondo de 
su Ser. 

-¡Prepárate! Ha dado comienzo la manifestación de una larga y difícil 
transformación. -Le dijo aquella extraña voz, mientras regresaba al averno 
del cual procedía. 

Fueron numerosos los días que Galuin dedicó a meditar, contemplar y 
elaborar sus intuiciones y estados de ánimo, referidos a aquel acto de 
barbarie, que como las ondas de un terremoto, afloraron a la superficie de 
su conciencia. Y pudo vislumbrar, como por un ojo de buey, lo que aquello 
significaba para él. 

Aquel aciago día, era el cumpleaños de su padre y debía felicitarlo. Sin 
embargo, habían discutido con vehemencia unos días atrás, debido, en parte, 
a que su actitud no se acomodaba a lo que su padre consideraba correcto. 
Necesitado de un mayor espacio vital, tranquilidad, sosiego y soledad para 
regresar a los dominios de su alma, finalmente olvidó la obligada llamada. 

Pasaron las horas y el oscuro velo de la noche se desplegó. Al conciliar el 
sueño, retornó al fantástico anima mundi. La imagen de un anciano surgió de 
entre las tinieblas y con su rostro cálido, afectuoso y alegre le reveló 
ocultos tesoros de sabiduría ancestral. 

-¡Querido discípulo!¡Hijo del Universo! El hombre, criatura efímera o fugaz, 
destruye el mundo natural del cual depende su supervivencia. Los estériles 
paisajes son idénticos por doquiera que vaya. Destrucción de bosques, 
drenado de pantanos, arranque de arrecifes coralinos, esterilización de 
feraces tierras, desertización, pavimentación desproporcionada, 
contaminación del aire y de la tierra y envenenamiento de los alimentos que 
le sirven de nutrimento. 

-¡Querido discípulo! ¡Hijo del Universo! Las relaciones humanas son un 
espectáculo aterrador. Un tumor maligno se ha ido extendiendo y ha sembrado 
la simiente de la discordia y desarmonía. El demonio de la barbarie se ha 
adueñado de los hombres y de las mujeres y las agresiones matrimoniales se 
cobran numerosas víctimas. 

-¡Querido discípulo! ¡Hijo del Universo! Los instintos eróticos se han 
corrompido, manifestándose de modos directos y distorsionados. Aberrantes 
prácticas sexuales, orgías báquicas desenfrenadas, sodomía, intercambios de 
pareja, pornografía abierta, uso de niños y esclavos en prácticas 
pornográficas. En estas condiciones está el hombre, descendiente del gorila 
¡Merecería no superarlo! 

-¡Querido discípulo! ¡Hijo del Universo! Vosotros, hombres, habéis rechazado 
vuestra ascendencia divina. Os habéis alejado de aquella Alma vuestra, más 
vieja que la historia y más duradera que el efímero ser humano, en la 
ingenua creencia de pretender dominar y gobernar la naturaleza con las leyes 
de la racionalidad. Esa Alma, invisible, poderosa, segura y sempiterna os 
habla en sueños, en imágenes, en símbolos, en inspiraciones fulminantes, en 
ideas relampagueantes, en sentimientos arrolladores... y no le prestáis la 
debida atención. Repudiada, odiada y temida por muchos, ignorada y acallada 
por otros, esa alma vuestra es la esencia de la vida. Al darle la espalda a 
Ella, os dais la espalda a vosotros mismos, corriendo un oscuro velo que os 
impide experimentar la Vida en su desbordante plenitud. 

-¡Querido discípulo! ¡Hijo del Universo! Olvidasteis la ley que gobierna en 
el Universo aquella agrupación de fenómenos y hechos. Como es arriba, 
también es abajo. Los procesos internos que suceden en vuestra Alma, son 
reflejo de lo que sucede en la Naturaleza-Universo. Toda manifestación 
objetiva es reflejo de estados subjetivos. 

-¡Querido discípulo! ¡Hijo del Universo! Según lo dicho, todo cuanto te he 
revelado, también sucede en los íntimos lares de tu alma. Trabaja con ahínco 
en el descubrimiento de ti mismo, vive plenamente la totalidad de los 
estados afectivos, no importa cuán extraños o diabólicos les parezcan a tu 
asustado ego, pues de ellos depende tu supervivencia y la evolución de tu 
Conciencia. Abre el corazón al nuevo día. La noche se cierne sobre el 
pasado, la Luna brilla con luz plateada y el Sol nuevo despunta, acariciando 
las montuosas cumbres con el fulgor de sus dorados rayos. 

Con el pronunciar de estas palabras, el anciano sabio desapareció. Excitado, 
Galuin se despertó. Esas palabras habían calado hondo en el corazón de 
nuestro héroe, pues describían el estado en el que se encontraba el mundo y 
la nueva etapa evolutiva que se abría ante su perpleja mirada. La caída de 
los árboles Gemelos no era sino una manifestación simbólica de lo que le 
estaba sucediendo a la humanidad en aquellos oscuros tiempos. Galuin 
comprendió la difícil tarea que le había sido encomendada. Sabía que al ser 
humano lo caracterizaba su capacidad de autoengaño, para poder sobrellevar 
la angustia y mantenerse en un falaz sentimiento de seguridad. El sabio 
anciano le había despertado del profundo sueño en el que se encontraba y 
desde ese momento Galuin ya no sería el mismo. 

Meditando sobre las palabras que el sabio le reveló en sueños, se percató de 
que esa falta de atención a la relación existente entre las pautas de 
conducta, el estilo de vida y sus efectos colaterales sobre la Naturaleza, 
en las relaciones interpersonales y en la propia vida del ser humano, les 
estaba conduciendo, poco a poco, a la destrucción del planeta y a ellos con 
él. 

Si el mundo se encuentra en semejante estado y si el hombre ha degenerado 
hasta semejarse a su hermano pitecoide ¿cómo es posible una recuperación? 
¿Cómo puede el hombre encontrarse a sí mismo? ¿Acaso la palabra Sabiduría se 
ha trocado en algo huero y sin sentido? –Se preguntó, después de mirar la 
situación sub specie aeternitatis. 

-¡No! -Se dijo- la recuperación del hombre y la transformación de la 
situación actual, sólo es posible regresando a la fuente de la sabiduría 
primordial. Otrora brotaba a borbotones, su fluir era caudaloso y colmado de 
vida. Hoy, apenas fluye un pequeño reguero, que con dificultad recorre el 
rocoso y contaminado lecho por el cual serpentea. Esa Sabiduría de lo 
Trascendente nace en un determinado momento de la evolución del individuo, 
y, a través de su efímera y diminuta existencia, es capaz de manifestar la 
grandeza de lo Eterno. Su primer estadio es la intuición, pero ésta no es 
sino un pálido reflejo de aquella fuente primordial. De ella surgen todos 
los dioses y diosas que gobiernan la existencia del hombre. Esa fuente se 
llama videncia, comunión con dios, contemplación de la eterna sabiduría de 
la vida y reside en los lares más íntimos del alma humana. 

Desde aquel día en que el anciano sabio le desveló sus secretos, Galuin no 
cejó un instante de pensar en él. Pues ese anciano era su guía en el camino 
del llegar a ser. A partir de entonces, Galuin comenzó a acostarse sobre el 
centro de su alfombra persa, justo en el núcleo del mandala grabado en su 
tejido, para practicar una relajación profunda. Y en ese estado escuchaba como

la voz del anciano sabio resonaba en sus adentros. 


Este cuento, cuyo esbozo inicié en el año 1999, cuando atravesaba una metanoia,  lo terminé de escribir en el año 2001, más o menos en la época en que tuvo lugar el atentado terrorista del 11 de Septiembre en Nueva York. En aquel entonces, me estaba percatando de la importancia del despertar de la conciencia, del descubrimiento del mito que a cada uno le habita y del despliegue consciente de este patrón arquetípico. Los movimientos terroristas, tan extendidos por todo el mundo, son una expresión compensatoria de la actual tendencia niveladora-unificadora, o de masificación, a la que está conduciendo el proceso de  globalización. 

© José Antonio Delgado González. Todos los derechos reservados.

Queda prohibida la reproducción de todo o de parte de este cuento sin la autorización expresa del autor.