lunes, 31 de marzo de 2014

¿QUÉ ES EL VIAJE INTERIOR?



El pasado fin de semana del 29 y 30 de marzo he tenido el privilegio de impartir el curso titulado El viaje interior organizado por la Fundación para la Investigación en Psicoterapia y Personalidad (FUNDIPP), junto a mi esposa, la psiquiatra y psicoterapeuta Maribel Rodríguez en la sede de la Fundación. 

Tuvimos la suerte y el honor de conocer al psiquiatra Carlos Mirapeix, director de FUNDIPP,  y a su esposa, Isabel Bedia, con quienes compartimos unos momentos muy agradables. La labor social que está realizando esta fundación, afincada en Santander, es inmensa y muy necesaria en una época de tremenda crisis como lo es la nuestra. 

El viernes 28 a las 19:30 dimos una conferencia gratuita y abierta al público, en la que Maribel y un servidor presentamos los temas principales que íbamos a abordar durante el fin de semana.

Dejo a continuación el contenido de mi conferencia.

¿Qué es el Viaje interior?



Cuando hablo del Viaje Interior me siento como imagino que se habrán sentido aquellos primeros viajeros que, en tiempos de Cristóbal Colón, se encaminaron hacia tierras extrañas y, después de haber conocido un Nuevo Mundo, regresaron para contárselo a sus conciudadanos. Es decir, uno no sabe, a priori, si los demás han estado allí o no; si están yendo hacia ese nuevo mundo; o si están preparándose para ir. En pocas palabras, no sé en qué momento y en qué lugar están cada uno de ustedes. 


Sin embargo, el viaje interior, a diferencia del viaje en barco a las Américas y a las Indias, empieza y termina en el mismo punto: Uno mismo.  Y la extraña tierra a la que uno se dirige no se encuentra allá fuera, sino en lo más íntimo de uno mismo. 


Este viaje comienza abandonando el mundo conocido, o sea, la consciencia que compartimos con nuestros familiares y compatriotas, para iniciarnos en un mundo que, pese a estar en nosotros mismos, resulta que nos es totalmente desconocido. 


Ese viaje interior, que podemos asimilar al viaje del héroe, como lo hace el estudioso de los mitos Joseph Campbell, Jung lo denomina "proceso de individuación" aludiendo con ello a que tiene como finalidad la realización más completa de la personalidad del individuo. Un proceso dinámico que se relaciona con lo que en las tradiciones religiosas se denomina "iniciación". 


Ahora cabría preguntarse, ¿qué es una iniciación? ¿Cómo tiene lugar? Por iniciación entiendo un proceso psicológico y espiritual en el que se produce una muerte de un estado de consciencia previo y un renacimiento a un nuevo estado de consciencia. El psiquiatra Stanislav Grof denomina al estado de consciencia que muere con el nombre de "hilotrópico", para referirse a aquel estado en el que la consciencia gira en torno a o se orienta hacia la realidad material, a aquello que puede ser percibido por los sentidos externos (o sus sustitutos tecnológicos). El estado de consciencia que renace lo denomina Grof "holotrópico" y con ello se refiere a que en dicho estado la consciencia de la persona gira alrededor de la totalidad, es decir, se orienta hacia la totalidad, despertándose a la realidad interior o mundo interior (a la realidad del alma, tal y como lo expresa C. G. Jung).


Cuando se produce este despertar de los sentidos interiores a la realidad del alma, a la realidad interior, la consciencia del individuo se pone en consonancia con ciertos principios universales que rigen el acontecer de toda la naturaleza, del cosmos, así como de la vida instintiva y espiritual del ser humano.  A esas grandes tendencias universales el psiquiatra C. G. Jung las denominó arquetipos, valiéndose de la terminología que Dioniso el Aeropagita y otros autores antiguos utilizaron para referirse a la misma realidad. 


En la actualidad, el inicio del viaje interior puede tener lugar en personas que se han visto forzadas, por las circunstancias externas -crisis de sentido, crisis de pareja, sucesos altamente traumáticos, situaciones de gran sufrimiento, etc.-, a replegarse hacia sí mismas  y, gracias a un proceso terapéutico, en muchos casos con la ayuda de un profesional, en otros, los menos, sin ella, acceden a una realidad que está más allá de su consciencia. Aquí conviene reseñar que el proceso de individuación (o el viaje interior) es un proceso autónomo, es decir, que no depende de la voluntad consciente de los individuos. No depende, por lo tanto, del esfuerzo y del empeño que uno ponga en iniciar ese viaje, que, por cierto, no es nada sencillo, sino que, de algún modo, es la propia dinámica interior la que marca el inicio y el ritmo que seguirá dicho proceso. Lo que la consciencia puede hacer es acompañar el proceso, o sea, implicarse activamente en realizar el viaje, sabiendo que dicho viaje es único e irrepetible para cada persona y, por lo tanto, que no hay ningún manual de instrucciones, ni ningún DSM (Manual Diagnóstico de Enfermedades) que nos dé la respuesta de antemano a los retos y a las dificultades que se irán presentando.


Ya hemos dicho que el viaje es autónomo y que no está sujeto a la voluntad de la persona. No por meditar cuatro horas al día se va a producir una iniciación a la realidad interior -aunque, si se realizada adecuadamente, puede favorecer dicho proceso. Parece, no obstante, que lo interior, el alma o lo inconsciente, tiene su propio ritmo y es más bien la consciencia la que debe sincronizarse con dicho reloj interno. 


¿Por qué hablar ahora del viaje interior? ¿Qué implicaciones tiene para el individuo y para el mundo?


Nuestra época, a diferencia de épocas pasadas, es una época prometeica,  en la que el hombre le ha robado el fuego de la fisión nuclear a los dioses (el Sol), y la revolución tecnológica y científica nos ha permitido realizar cosas que el hombre antiguo no hubiese podido concebir. Hoy es posible realizar viajes a otros planetas;  gracias a los avances biotecnológicos se puede clonar un ser humano y producir Organismos Genéticamente Modificados; es posible estudiar el cerebro humano mediante técnicas de neuroimagen como la Resonancia Magnético Funcional, etc.



Este potencial, sin embargo, parece que va unido a una tremenda falta de consciencia del hombre de la realidad interior, y por lo tanto, del mal inherente a la naturaleza humana, lo que podría conducirnos a la destrucción real, y no solo mitológica, de la vida en el planeta. Desgraciadamente, la consciencia del hombre medio acerca de la realidad interior es semejante a la de un niño, mientras que el intelecto se ha desarrollado unilateralmente hasta extremos insospechados. Esta mezcla de hipertrofia de la consciencia racional científico-tecnológica y de atrofia de sabiduría interior es, desde luego, explosiva, y no se ha dado nunca antes en la historia de la humanidad. 


Por eso considero tan importante seguir la llamada a la realización del viaje interior, porque, desde mi punto de vista, es el único antídoto eficaz para compensar la alienación del hombre de su mundo interior y el peligro que esto supone. Cuando el ser humano sustituye la fe en una realidad trascendente por la fe en un producto creado por su consciencia, el  hombre se endiosa, realizando todo tipo de excesos y de tropelías. Las religiones dejan de ser guías eficaces para conducir al hombre hacia el encuentro con aquello que lo trasciende y de cuya existencia depende, y se produce un aumento de ideologías de todo tipo. Las sectas comienzan a proliferar y los grupos crecen a expensas de la despersonalización de sus integrantes y de la ausencia de una auténtica vida interior. 


Sobre todos estos temas, así como de los que ha introducido Maribel Rodríguez (pincha en el link para acceder al texto), esperamos poder hablar más en profundidad durante el curso. 


Muchas gracias por su atención.


lunes, 24 de marzo de 2014

CURSO "EL VIAJE DEL HÉROE (VIAJE INTERIOR) EN EL CINE"




El ojo en Avatar: Símbolo de la Imaginación Creadora.
  Se ha CANCELADO este curso. 
Avisaremos con tiempo si se vuelve a convocar.

Objetivo:



 Presentar etapas y símbolos en el proceso de autoconocimiento a través del visionado de fragmentos de varias películas de cine ( autores de referencia: Carl G. Jung, Joseph Campbell, Mircea Eliade, Henry Corbin, entre otros). 

A quién va dirigido:

Este curso está dirigido a todo tipo de público interesado en un acercamiento psicológico y espiritual al cine. 
De especial interés para Psicólogos, Psiquiatras, Filósofos, Pedagogos y personas cuya profesión esté relacionada con la salud.

Profesores:

- Maribel Rodríguez (Médico Psiquiatra, Psicoterapeuta y Directora de la Cátedra Edith Stein de la Universidad de la Mística de Ávila).

- José Antonio Delgado (Licenciado en Ciencias Ambientales, Escritor y Experto en Psicología Analítica).
 




Contenidos: 




  • Qué es el viaje del héroe.

  • Qué es la imaginación creadora y cómo se manifiesta en el cine.

  •  Propósitos del viaje del héroe: encontrar sentido a la vida, individuación, autorrealización, autoconocimiento, etc.

  • Introducción a los arquetipos básicos que aparecen en las creaciones cinematográficas: persona, sombra (personal y colectiva), anima/animus, héroe, sí-mismo. 

  • Etapas y símbolos en el viaje del héroe. La máscara, la sombra, el anima/animus, el Anciano y Anciana Sabios en Avatar, Matrix  y el Señor de los Anillos.

  •  Prácticas de meditación para facilitar la toma de contacto con el mundo interior, tratando de hacer una aproximación experiencial a alguno de los fenómenos descritos.

  • Propuestas para el trabajo interior y para la interpretación de películas.




El anillo de poder: Símbolo del Sí-Mismo, origen y destino del viaje.
Metodología:




  • Clases introductorias, con posterior debate e interacción con los alumnos.

  • Visionado de fragmentos de películas e interpretación de los símbolos y etapas del viaje del héroe en Avatar, Matrix y el Señor de los Anillos.
  •  Lectura de textos.
  •  Puesta en común voluntaria y preguntas sobre las experiencias de trabajo interior y sobre los temas propuestos. 

Para un óptimo aprovechamiento del curso conviene que los participantes hayan visionado antes las siguientes películas: AVATAR, MATRIX, LA GUERRA DE LAS GALAXIAS (a ser posible la saga completa), EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, EL SEÑOR OSCURO y EL REINO DEL ANILLO (2004). 
Yoda: Arquetipo del Anciano Sabio (Sí-Mismo) en La Guerra de
 las Galaxias.


El curso tendrá lugar el fin de semana del 4 al 6 se abril de 2014, con un total de 13 horas lectivas.

Horario:

Viernes 4 de abril

Desde las 19:00 hasta las 21:00 horas

Sábado 5 de abril

Mañana de 10:00 a 14:00 horas

Tarde de 16:30 a 20:30

Domingo 6 de abril

Desde la 10:30 hasta las 13:30


El precio del curso es de 90 euros (20% de dto. a estudiantes y desempleados)

Limitado a un máximo 15 personas

viernes, 7 de marzo de 2014

CELEBRACIÓN DE LA FIESTA DE PURIM EN LA SINAGOGA SANTA MARÍA LA BLANCA



El sábado 15 de marzo del 2014 a las 19:30 horas se celebrará la fiesta judía de PURIM en la Sinagoga Santa María la Blanca de Toledo, promovida por la Fraternidad María Estrella de la Mañana

Por cuarto año consecutivo se celebra una vigilia de oración  por la fiesta judía de Purim en la Sinagoga Santa María la Blanca de Toledo. En esta vigilia que celebra Purim, fiesta de gran gozo en Israel, se comenzará leyendo un fragmento de la Meguilat Esther, el libro de la Bíblia que narra cómo en tiempos del rey persa Asuero, todo el Pueblo judío se salvó de la aniquilación ya programada y con fecha fijada, por la intercesión de la reina Esther.

Después, en este espíritu de alegría y acción de gracias a Dios, que cuida siempre de su pueblo y de cada uno de nosotros, se seguirá con cantos y oraciones en hebreo y castellano.


-Purim, siempre ha sido una fiesta de alegría y gozo en Israel-

En el libro de Ester del Antiguo Testamento se dice lo siguiente con respecto a la fiesta de Purim:

9:24 Porque Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de todos los judíos, había ideado contra los judíos un plan para destruirlos, y había echado Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos.
9:25 Mas cuando Ester vino a la presencia del rey, él ordenó por carta que el perverso designio que aquél trazó contra los judíos recayera sobre su cabeza; y que colgaran a él y a sus hijos en la horca.
9:26 Por esto llamaron a estos días Purim, por el nombre Pur. Y debido a las palabras de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llevó a su conocimiento,
9:27 los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su descendencia y sobre todos los allegados a ellos, que no dejarían de celebrar estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año;
9:17 Esto fue en el día trece del mes de Adar, y reposaron en el día catorce del mismo, y lo hicieron día de banquete y de alegría.
9:18 Pero los judíos que estaban en Susa se juntaron el día trece y el catorce del mismo mes, y el quince del mismo reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo.
9:28 y que estos días serían recordados y celebrados por todas las generaciones, familias, provincias y ciudades; que estos días de Purim no dejarían de ser guardados por los judíos, y que su descendencia jamás dejaría de recordarlos.
9:29 Y la reina Ester hija de Abihail, y Mardoqueo el judío, suscribieron con plena autoridad esta segunda carta referente a Purim.
9:30 Y fueron enviadas cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad,
9:31 para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según les había ordenado Mardoqueo el judío y la reina Ester, y según ellos habían tomado sobre sí y sobre su descendencia, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor.
9:32 Y el mandamiento de Ester confirmó estas celebraciones acerca de Purim, y esto fue registrado en un libro.


 La fiesta de Purim (en hebreo purím significa "suertes") es una festividad que es celebrada anualmente el 14 del mes judío de Adar (o 15 de Adar en las ciudades amuralladas) en conmemoración del milagro relatado en el libro de Ester en el que los judíos se salvaron de ser aniquilados bajo el mandato del rey persa Asuero . A pesar de que Purim es considerado uno de los días más alegres del año, los judíos tienen la obligación de ayunar y orar en la víspera, en recuerdo de los judíos persas que ayunaron y oraron a Dios para que les salvara del inminente conflicto que los llevaría a su aniquilación y exterminio por parte de Hamán y sus seguidores en el ejército del imperio persa . En Purim se lee la Meguilat Ester (El libro de Ester).

martes, 4 de marzo de 2014

EL FENÓMENO MÍSTICO. Respuesta del hombre a la Presencia de Dios



La Incredulidad de Santo Tomás, de Caravaggio (1601-1602)
Ya hemos indicado en la entrada anterior que Dios no es ningún objeto nuestro, es decir, de ningún acto que realicemos, como si Dios fuese el objeto supremo. Dios es el que hace que el ente y, por lo tanto, el hombre, sea quien es, puesto que es El que posibilita la existencia misma del ser humano. 

La respuesta cristiana a esa Presencia, que se hace sentir en el hombre como una llamada o vocación (vocatus) es la actitud teologal que se compone de fe, esperanza y caridad; en el Islam sería la sumisión a la voluntad divina; en el hinduismo sería la Bhakti, que podría traducirse como devotio, es decir, la entrega de uno mismo a Dios. En todas estas actitudes hallamos una entrega del sujeto a Dios, que es el centro de su vida. 

Cuando hablamos del término creer en Dios debemos diferenciar los tres usos de esta palabra:

1.       Creer que: Que alude una forma débil de saber, es decir, a un saber aproximado. Ej. Creo que Pedro estará mañana en Madrid (se sospecha, pero no se sabe con certeza).

2.       Creer a: Cuando los sujetos otorgan credibilidad suficiente a quien se cree para aceptar lo que dice. Ej.: Creo a Alberto cuando me dice que él no ha sido el responsable del accidente de tráfico.

3.       Creer en: Remite a otra persona. Relación interpersonal en la que se acepta y reconoce a aquél a quien se cree. Esta forma de creer produce un encuentro con el otro, pues el sujeto sale de sí mismo.

Así, es sobre todo esta última forma del término creer a la que se alude cuando se dice creo en Dios (en el Misterio). Pero la relación con el Misterio o con Dios precisa de unos preámbulos existenciales sin los cuales no es posible:

1.       Reconocimiento de la presencia de Dios en nosotros. De lo contrario no podríamos oír su palabra.

2.       Despertar del yo a la Realidad. Los Psicólogos analíticos y transpersonales lo denominan despertar de la Conciencia o de los sentidos del Alma. 

3.       Búsqueda más allá de uno mismo (del mundo conocido, o sea, de la consciencia colectiva o espíritu de la época). El hombre se percibe como un enigma para sí mismo. La pregunta clave es ¿Quién soy? El modernismo y, en gran medida también, el post-modernismo se caracteriza por una respuesta de distracción de la experiencia, es decir, de huída de sí mismo para llenar el vacío de Dios con el consumo de cosas. Claro, como el vacío que Dios deja es infinito, ningún objeto de deseo lo llenará jamás. De ahí el consumismo atroz de la cultura unilateralmente extravertida en la que vivimos. 

4.       Llegamos al  umbral de la conversión porque, el encuentro con el Misterio, produce un cambio de rumbo, un cambio de corazón  y/o de mente, es decir, una metanoia. La transformación que se opera es tan radical que las tradiciones lo expresan mediante el símbolo del renacimiento o nuevo nacimiento. C. G. Jung, y posteriormente S. Grof, dirán que se trata de una muerte y un renacimiento del sujeto, es decir, de una actitud heroica voluntarista e individualista. El sujeto adopta una actitud radicalmente distinta frente a todas las esferas de la realidad en las que entra en contacto. S. Grof denomina a esta nueva actitud holotrópica, lo que evoca la imagen de un girasol. El yo dejaría de ser el centro rector de toda actuación y se desplazaría hacia Dios, el único y verdadero eje o centro alrededor del cual gira el yo, como la tierra alrededor del sol.  Comienza a producirse una relación de sujeto frente a otro sujeto, en lugar de tratar de convertir a los sujetos en objetos que sirvan a nuestros propósitos o metas. Para ello es indispensable el desprendimiento de todo. Así, descubierto el más allá de nosotros, el sujeto da el paso de ir más allá de sí mismo. Encuentra la piedra preciosa, el tesoro difícil de alcanzar, la piedra filosofal escondida en lo profundo de sí mismo. Esta trascendencia del yo es, al mismo tiempo, un encuentro con lo otro, lo que llevaría a la más alta expresión de la personalidad humana. Jung denominará a este autotrascenderse proceso de individuación. En él se produce una renuncia de sí, una entrega al Otro, único modo de llegar a un encuentro con esa presencia que hace que el sujeto sea. Los alquimistas se refieren al Lapis, que es un símbolo del Cristo interior, aunque un Cristo ctónico, como al imán de los filósofos, porque pone en el sujeto la fuerza de atracción que lo mueve hacia él en un movimiento centrovertido (E. Neumann), es decir, una circunvolución alrededor de un centro que es Dios. San Agustín habla también de esta gracia para dar el paso hacia lo desconocido. El profeta Isaías lo expresa diciendo que hay que poner a Dios en el centro de la vida, haciéndola plena, es decir, eterna. 

5.       Por lo tanto, la fe es aquello que hace vivir al hombre, aquello que le impulsa. Así, la experiencia mística convierte la fe en experiencia real de lo Real. La relación con Dios se realiza siempre en el interior de la fe. Y en la relación con Dios el ser humano se diviniza. De ahí que el alma, de acuerdo con Jung, sea divinizada por el encuentro con Dios.

La fe es, por lo tanto, experiencia de Dios. En ello, el sujeto se compromete por entero y esto se sigue de la experiencia de la fe. Esta experiencia pone en ejercicio a toda la existencia siendo Dios el centro de esa existencia: "Solo Dios basta", dice Teresa de Jesús. El conjunto de la vida del ser humano acaba siendo el medio para vivir la experiencia de Dios. Por lo tanto, la vida toda se experimenta como sagrada.

Este proceso de vivenciación de la actitud creyente se hace a través de modos diversos:

1.       La vivencia de la fe a través de la oración es la puesta en ejercicio de la fe, como acto que capacita el ejercicio de la fe. La oración es, por lo tanto, la actualización de la fe, es decir, la vivencia de la fe. Los actos incontables de oración lo son realmente cuando surgen de una actitud orante, es decir, de una actitud en la que se vive la vida ante la presencia de Dios. La oración así entendida se expresará de acuerdo a las distintas circunstancias y situaciones que el hombre atraviesa y con los actos que realice. Los místicos han hecho la experiencia de toma de consciencia de Dios en la oración. La práctica de la oración hace que se sea consciente de la presencia de Dios, lo que produce un sentimiento intenso su presencia. 

2.       En ocasiones, y esto es cada vez más frecuente, este sentimiento intenso y profundo de presencia de Dios (que colorea la existencia entera) se produce fuera de la oración, lo que provoca que el individuo tenga fe. 

3.       Otra forma de sentimiento intenso en el que Dios se hace presente  puede ser a través del Amor al prójimo. El ejercicio del Amor puede dar lugar a estas experiencias. Cuando hablamos de amor al prójimo (por ejemplo, amor a la esposa, al hijo, al amigo, etc.) nos referimos aquí a un amor maduro, que tiene en cuenta al otro como a un sujeto, en el que Dios se hace presente; no a un amor inmaduro que trata de convertir al otro en un objeto con el que cumplir nuestros deseos egoístas (Martin Buber).

4.       El solo hecho de reconocer la Presencia de Dios ya es una experiencia, es decir, creer ya es una experiencia. El mismo Job proclama, tras sufrir toda una serie de calamidades, que antes sabía de Dios de oídas, pero a partir de un cierto momento lo ha visto. La experiencia de Pablo de camino a Damasco es otro ejemplo de conversión, en el que Paulo experimenta la presencia de Dios, o sea, Dios se le hace presente.

De lo dicho se colige que toda experiencia de Dios es una experiencia mística. Empieza cuando el sujeto toma consciencia de la presencia de Dios y se somete o responde a ella. Po lo tanto, un místico es un individuo que ha mantenido una relación personal con la realidad última.

No obstante, la cosa no acaba ahí. Siempre cabe ir progresando y las experiencias van cambiando. Podríamos decir que hay más distancia entre un creyente literalista y un místico, que entre un místico y un laico. Lo que caracteriza al místico es el reconocimiento y la aceptación del Misterio.

sábado, 1 de marzo de 2014

EL FENÓMENO MÍSTICO: ¿QUÉ ES DIOS?



Proseguimos en esta entrada con las reflexiones sobre el fenómeno místico. Recordemos que la fuente de estos ensayos son los apuntes del curso impartido por Juan Martín Velasco en la Universidad de la Mística de Ávila en el mes de febrero y las anotaciones y ampliaciones realizadas por un servidor. 

Quizá sea la palabra Dios la más vapuleada y mancillada de toda la historia de la humanidad. En nombre de Dios se han cometido las mayores barbaridades que uno pueda imaginar: las Cruzadas, las Guerras Santas, la Santa Inquisición, etc. El propio Nietzsche afirmó que la palabra Dios había sido despojada de su significado convirtiéndose en un fósil. 

Ahora bien, dado que esta es la palabra con la que los hombres se han referido siempre a lo más elevado, no puede sustituirse por otra, sino, más bien, es importante que recobre su verdadero significado. 

Para ello vamos a realizar una síntesis de los elementos comunes a todas la religiones teístas cuando estas se refieren a Dios, es decir, a lo primero y lo superior a todo.

1.       Los sujetos cuando hablan de Dios se refieren a algo absolutamente trascendente. Es lo invisible, lo arcano o el Misterio.

2.    Dios es el totalmente Otro. Es el primero sin segundo, no el último de una cadena de causas segundas. Se trata de lo distinto, de lo desconocido. San Agustín se refiere a Él como el "muy otro", el totalmente otro; Dionisio el aeropagita lo denomina el "superincognoscible".

3.       Por cierto que la Trascendencia no significa lejanía. Se trata de un más allá tanto horizontal, como vertical; es una realidad a la que el hombre solo puede llegar yendo más allá de sí mismo, más allá de su propio pensamiento. La realidad de Dios no puede ser objeto de ningún conocimiento.

4.       Se trata de la Trascendencia en lo más íntimo del sujeto. Cuando el sujeto llega al fondo de sí mismo puede tener consciencia de su Atman, de modo que se de cuenta de que Atman es Brahman. San Agustín lo expresa del siguiente modo: Dios es más elevado que lo más elevado de sí mismo; más íntimo que lo más íntimo de sí mismo. Hablamos, por tanto, de una voluntad que se impone al hombre y al que este debe someterse (islam) o responder incondicionalmente. En el Islam se dice que Dios está más próximo a uno mismo que su vena yugular.
5.       Dios es el Ser por excelencia, es decir, el mismo ser subsistente. No tiene ningún ente por encima. En palabras de Henry Corbin en su libro "La paradoja del monoteísmo" (Pág. 19): "El teomonismo profesa pues no que el Ser divino es el único ente, sino el Uno-ser, y precisamente esta unidad del ser fundamenta y hace posible la multitud de epifanías, que son los entes. (...) El peligro inmanente ya en el primer momento de la paradoja del monoteísmo (o sea, una idolatría metafísica que tiene a Dios por el más alto de los entes) es hacer de Dios no el Acto puro de ser, el Uno-ser, sino un Ens, un ente, aunque esté infinitamente por encima de los demás entes..."

6.      Dios es el Misterio Santo (K. Ranher). Esta expresión se refiere a aquello de lo que no se puede ver, ni saber; aquello que no puede convertirse en objeto de conocimiento. Se trata del numen que fascina. 

7.    Dios es la presencia de la más absoluta trascendencia en lo más íntimo del sujeto (Juan Martín Velasco). Dios se hace presente y se da al hombre. Pero esta presencia no la define la cercanía física, sino que es una presencia que siempre está ahí, en lo más íntimo de uno mismo. Dios es el pronombre de todo nombre. 

8.       La ausencia de Dios moviliza de un modo eficaz la búsqueda hacia delante, pasando por puertas que conducen hacia él.  Al profundizar en la experiencia de la fe, Dios se presenta como el que mira al alma, de modo que quien mira y quien es mirado es el mismo Dios.

9.       El sujeto religioso, cuando llega a serlo, no sigue la vía de la demostración, puesto que Dios no es un objeto. El ser humano que experimenta la presencia de Dios se hace consciente de que él no viviría sin Dios. Esta presencia tiene dos aspectos:

a.       Se trata de  una presencia inobjetiva. Es Dios quien me mira y, al mismo tiempo, es Dios quien se mira a través de mí.
b.      Presencia no añadida. Ella está en el origen de mí mismo. Se trata de una presencia originante, es decir, una presencia que me hace ser continuamente (creación continua). Dios es siempre previo a lo que podamos conocer de Él. De ahí que se trata de un reconocimiento de aquello que nos hace sujetos. Esto es lo que hace que el hombre sea hombre (creado a imagen y semejanza de Dios). Dios, al crear al hombre, lo crea sujeto que puede reconocer o rechazar esta presencia, por lo que lo sitúa a su mismo nivel al darle la libertad de elegir. De algún modo estamos llamados o convocados a esa presencia, pero podemos elegir rechazarla. Por lo tanto, conocer a Dios es reconocerle y reconocer su llamada a ser. 

10.   El hombre es todo oídos frente a Dios. Se trata de una Presencia que invita a ser conocido o reconocido pero no obliga a ello.

11.   El encuentro de esa presencia con nosotros sucede en el más profundo centro. Si la vida está dedicada a lo más externo de la existencia no hay posibilidad de encuentro en lo más profundo. Una vida extravertida supone una distracción de uno mismo. 

12.   Toda adicción impide el encuentro con Dios y el reconocimiento de la trascendencia. Podemos entender la adicción como la identificación con cualquier objeto externo o interno que no sea Él. 

Por lo tanto, Dios es siempre primero. Después, el individuo puede ponerse en contacto con Él y, entonces, se produce el Encuentro. Antonio Machado lo expresa de un modo muy bello en Proverbios y Cantares, que dedica a José Ortega y Gasset:

El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.

Para dialogar
preguntad primero;
después... escuchar.

Todo narcisismo
es un vicio feo,
 y ya viejo vicio.

Mas busca en tu espejo al otro
al otro que va contigo.

Entre el vivir y el soñar
hay una tercera cosa.
Adivínala.

Ese tu Narciso
ya no se ve en el espejo
porque es el espejo mismo.