miércoles, 30 de enero de 2013

EL ROBLE ESTÁ EN LA BELLOTA



Foto tomada de "Bellota de Dios"

Hace unos días mantuve una conversación con un buen amigo y alma camarada. Comenzamos nuestra conversación, como es natural y propio de nuestros comunes intereses, aludiendo a los sueños.

Le decía a mi amigo que esa misma mañana yo estaba revisando un sueño que había tenido alrededor del año 2000, es decir, hace ya trece años, donde hacía el amor con una mujer andrógina. ¡Un clasicazo!, me dijo mi amigo. Muy representativo del poderoso efecto del anima en mi propia ecuación psíquica... y que ya apareció en un sueño, por primera vez, por aquel entonces. Y no fue el único que tuve en la misma línea... muchos de ese estilo tuve entonces, precisamente aventurando lo que se convertiría en mi vocación... Y, como decía mi amigo, tiene su lógica que ese arquetipo se active más justo cuando se producen cambios de década, como sincronías con las crisis evolutivas a nivel colectivo.

Andábamos ambos revisando nuestras biografías, en relación con el arquetipo del anima, sin que el uno supiese nada del otro, pues vivimos a más de 500 kms. de distancia y hacía meses que no entablábamos conversación (telefónica o internáutica) alguna. Y es que es importante revisar la propia biografía (interna y externa), especialmente cuando se presentan conflictos o situaciones difíciles, porque lo que aparece en el futuro ya estaba contenido en el pasado (si bien, en forma embrionaria), solo que entonces lo pasamos por alto o no lo supimos comprender bien.  Este movimiento hacia atrás y hacia adelante, ese fijarse en el pasado, para mirar hacia el presente y el futuro, es precisamente de lo que había estado discutiendo, hacía unos meses, con algunos seguidores del modelo cósmico de Ken Wilber, el famoso escritor y filósofo americano. 

Defendían algunos, demasiados, que el modelo de la bellota que contiene en potencia al roble o a la encina, algo que está implícito en el trabajo que mi amigo y yo hacemos habitualmente, era un error, y hasta lo habían tildado de "falacia pre/trans", por muchos defensores del modelo de Wilber.  Nosotros, en cambio, concebimos la idea de la bellota, que consideramos más exacta. Por supuesto que no es lo mismo el pasado que el futuro, lo pre-personal que lo trans-personal,  pues el tiempo tiene una realidad progresiva y lineal. Ahora bien, yo soy José Antonio desde que nací hasta ahora, y me han llamado así antes, igual que ahora. Por más que entonces fuese un niño y ahora sea más grande, más corpulento y un poco más feo (jejeje). Pues el tiempo tiene, también, una realidad circular (como viene representado en el Ouroboros o la serpiente que se muerde la cola, y hoy lo redescubre la Cibernética, cuando habla de la causalidad circular), conservadora y arquetípica. Como decía mi amigo "ahora soy el roble que siempre fui". 

Sin embargo, a ese argumento, algunos seguidores de Wilber contraponían la idea de los niveles de crecimiento ascendente, que incluyen y trascienden a los anteriores... En definitiva, una concepción lineal (por más que hablen de una espiral) de la evolución. Lo que me recuerda a la idea evolutiva de  Darwin... Yo me inclino más por la concepción de la complejidad que ya expresó un místico como P. T. de Chardin. 

Pero esa discusión es estéril, de verdad... Porque "hay cosas que cambian, y cosas que no; hay cosas en las cosas que progresan y se transforman, se subliman, y, al mismo tiempo, hay una esencia interior que permanece y atraviesa ese cambio sin alterarse (un centro, una fuente, un patrón, un mito, en el sentido de un proyecto existencial, para expresarlo en términos existencialistas). Por eso es reconocible esa esencia antes y después, en el pasado y en el futuro, en la etapa pre y en la trans, o en las estructuras psíquicas que se hallan en un estado pre (poco diferenciadas) y en las que se encuentran en un estado trans (diferenciadas). Los unos ponen el acento en lo DIFERENTE, y nosotros señalamos las dos cosas: QUE ALGO CAMBIA Y ALGO PERMANECE INMUTABLE. 

Aristóteles ya defendía el emergentismo, y criticaba el preformismo platónico.  Aristóteles hablaba del proceso gradual (la moderna epigenética pone el acento en lo mismo), sugiriendo que la materia toma forma en el desarrollo. Mientras que Platón entendía que en el huevo ya estaba contenido, en potencia, el pollo. (Claro, ya hemos encontrado el futuro y/o el presente en el pasado). Ambos puntos de vista tienen su parte de razón. Y, por ese motivo, nosotros señalamos que se trata de ambas cosas.

Un ejemplo tal vez clarifique lo que tratamos de decir. Fijémonos en lo que sucede en el ciclo hidrológico. Imaginemos dos estados físicos del agua muy distintos, el hielo y el vapor. Unos dirán que son dos cosas distintas, que son dos estados bien diferenciados. Nosotros decimos que, en efecto, son dos estados bien distintos, pero que es la misma agua, igualmente. Y ese vapor que apareció después de calentarse el hielo, y se elevó a la atmósfera formando nubes, es el mismo agua que antes estaba abajo, y gracias al cual pudimos beber (aunque ahora tenga que pasar por una estación depuradora antes). De igual modo, decimos que lo que está después (trans-personal) tuvo que estar antes. No es posible que se forme vapor y, por tanto, que se generen nubes, si antes no ha habido una reservorio de agua. 

Lo que me parece importante señalar es cómo se expresa un arquetipo. Este rige la manifestación en todos los planos, desde el plano pre-personal (instintivo) al plano trans-personal (espiritual). Por eso, precisamente, Jung definía al arquetipo como psicoide (en parte material, en parte psíquico, y, sin embargo, ni lo uno, ni lo otro).  Según a mí me parece, la estructura cósmica se asemeja más a una estructura en capas, semejante a una cebolla (o, para usar los términos modernos, como un fractal), que a una evolución lineal progresiva. 

El amor es el ejemplo más paradigmático de todos, que nos enseña esta activación en todas las esferas. Cuando estamos enamorados de una mujer, al mismo tiempo que el plano instintivo se moviliza en todas sus dimensiones, el alma te está llamando para escuchar cuál es la Verdad transpersonal (el anima). En realidad, todo está mucho más mezclado de lo que muchos piensan y, al mismo tiempo, está todo tan diferenciado como esos mismos piensan (y nosotros también).

No comprender, por ejemplo, que, a veces, para subir haya antes que bajar, supone no comprender algo esencial del proceso de individuación, quedando abortado cualquier desarrollo espiritual. Pues no hay alborada espiritual sin atravesar primero una noche cerrada, y tampoco hay un cénit, si antes no ha habido una alborada...  Sin oscuridad, tampoco hay luz... 

Realmente, tienen razón quienes temen realizar ese oscuro viaje por mar... Pues uno puede bajar al inframundo y no regresar jamás (ni siquiera a la "normalidad").

Pincha a continuación, para ir a la segunda parte de esta entrada: La bellota de Dios

lunes, 28 de enero de 2013

RUDOLF STEINER, UN PENSADOR MODERNO. REALIDAD, VERDAD Y CONOCIMIENTO

La próxima tertulia mensual sobre "Espiritualidad, Filosofía y Ciencia" será el  sábado, 09 de febero, de 21 h a 22.30, en la sala de la Cacharrería del Ateneo de Madrid.

Esta 18ª tertulia lleva por título "Rudolf Steiner, un pensador moderno. Realidad, Verdad y Conocimiento".

En esta ocasión, tendremos como invitado a Miguel Ángel Quiñones Vesperinas, filósofo Steineriano, experto en Antroposofía y Gnoseología Suprasensible, Doctor en Educación por la Universidad Autónoma, Licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense y Escritor e Investigador de Parapsicología. Además, forma parte de la comisión de Hipnosis de la Sociedad Española de Parapsicología y es profesor de la Universidad de Coimbra.

Para más información, os dejo el enlace al evento de Facebook pinchando aquí.

La idea de crear unas tertulias, cuya temática girase en torno a los temas que encabezan su título, Espiritualidad, Filosofía y Ciencia, surgió como consecuencia del interés que suscitaron los asuntos que se abordaron en el transcurso de las presentaciones de mi último ensayo novelado, titulado La Hermandad de los Iniciados.

Resultó especialmente significativa la respuesta que, en el público asistente a la presentación, que tuvo lugar en el Ateneo de Madrid, provocó la dramatización de un fragmento de la obra mencionada, en el que se tocaban temas de rabiosa actualidad. Dicha dramatización fue posible gracias al empeño y buena disposición de Victoria Caro, Secretaria del Ateneo. Dejo más abajo un fragmento de dicha dramatización, así como el archivo de audio en el que se puede escuchar el acto completo. 

Tras las primeras presentaciones del libro La Hermandad de los Iniciados, y después de la teatralización de la novela en el Ateneo, Victoria Caro, Maribel Rodríguez y un servidor nos reunimos con el objetivo de perfilar la idea original de crear un grupo en Facebook, y la organización de unas tertulias en el Ateneo de Madrid. Estas ideas fueron propuestas,  gestadas y promovidas por Victoria Caro, a quien agradecemos desde aquí su amabilidad. Recomendamos la visita a su página web Nuestra Ágora. De aquellas reuniones, emergió el grupo de facebook "Espiritualidad, Filosofía y Ciencia", abierto a todo aquel interesado en su temática. Este grupo serviría de plataforma virtual para invitar, a quienes quisiesen, a asistir y participar en las tertulias que se convocarán en el Ateneo de Madrid un viernes de cada mes, organizadas por Victoria Caro y coordinadas por José Antonio Delgado (o sea, un servidor) y Maribel Rodríguez, además de compartir nuestro honesto interés por la espiritualidad y, por consiguiente, por la recuperación del contacto con el Alma.

A partir del mes de julio del 2012, las tertulias se han trasladado al segundo sábado de cada mes y tendrán lugar de 21 a 22.30 horas en la Cacharrería del Ateneo de Madrid.


TERTULIAS ANTERIORES:

La primera tertulia, que tuvo lugar el pasado 16 de septiempre del 2011, tuvo como temática "Espiritualidad y Evolución de la Consciencia". A ella asistimos 19 personas y sobre los asuntos que se abordaron realicé un resumen que puede leerse aquí. 

La segunda tertulia, realizada el pasado 21 de octubre del 2011 y titulada "La Espiritualidad en el Mundo Moderno", está colgada en formato audio aquí. 

La tercera, acontecida el día 11 del 11 del 2011, titulada Sentido de la vida en el mundo actual, podéis escucharla aquí

La cuarta, titulada "Luces y Sombras del Espíritu Erótico", puede escucharse aquí. 

Y la quinta, titulada "Creatividad y Espiritualidad en la vida del joven Picasso", puede escucharse aquí

La sexta Tertulia con el título de "Encuentros Más Allá del Umbral. Sobre una medicina integral", aquí.  

La séptima Tertulia bajo el título de "EL Sentido del sufrimiento", aquí

La octava Tertulia fue: "¿Qué  relaciones hay entre la creatividad, el progreso científico y  la evolución de la consciencia?", aquí

La novena tertulia, que trató sobre los "Encuentros entre el Cristianismo y el Islam", cuyo invitado fue José Luis Navarro, monje cisterciense que vive en el Monasterio Nuestra Señora del Atlas, en Midelt, Marruecos no pudimos grabarla.

La décima tertulia se tituló: "¿Es posible la UNIDAD en el AMOR? Alianza monástica entre Israel y la Iglesia"aquí. 

La décimoprimera tertulia sobre Espiritualidad y Cine, aquí

La duodécima tertulia sobre Las Apariciones Marianas en Medjugorieaquí

La trigésima tertulia sobre Crisis profundas y espíritu humano ante la vida y la muerte: Del Caos a la Curaciónaquí

La cuatrigésima tertulia sobre "Relaciones entre Sufismo y Psicología", aquí

La quintuagésima tertulia sobre "Una visión de la medicina antroposófica del cáncer", aquí

La decimosexta tertulia sobre "El ser humano según sus regresiones y sueños", aquí.

La decimoséptima tertulia sobre "¿Cómo se reflejan la espiritualidad y la religiosidad en el cine contemporáneo?", aquí.


El acceso a las tertulias es TOTALMENTE GRATUITO y está ABIERTO a todos los interesados.

A continuación, os dejo algunas indicaciones de "cómo llegar" al Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid.

El Ateneo está ubicado en la calle Prado 21 de Madrid, a escasos metros de la parada de metro Antón Martín. El teléfono de contacto es el 91 429 17 50

A continuación os dejo el archivo de audio en el que se puede escuchar el acto completo de la presentación de mi última novela titulada "La Hermandad de los Iniciados".

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LA HERMANDAD DE LOS INICIADOS
Lectura dramatizada
(Sentados Juan, Eva y Miriam. Se pasea pensativo el Maestro)

Maestro: En los años de mi mocedad, yo era un joven inquieto y bastante rebelde. Ya había sido reprendido por mis superiores cuando estudiaba Teología, dadas mis heréticas interpretaciones y mi cuestionamiento de las Sagradas Escrituras. Esto me condujo, con el tiempo, a la excomunión y a mi reclusión en este antiguo monasterio. Como consecuencia de mi carácter inquisitivo y mis ansias de trascendencia me dediqué durante años a buscar, a investigar sobre simbología esotérica, aprendí Astrología y rebusqué entre documentos antiguos de movimientos gnósticos que me mostraran el camino al conocimiento de Dios. Por mis manos pasaron los manuscritos del mar muerto y la biblioteca gnóstica de Nag Hammadi. Estos textos no hacían sino afianzar mi convencimiento de la diferencia sustancial entre el cristianismo ortodoxo, literal o patriarcal, aquel que enseñan en la escuela y que inculcan cuando aún no tenemos uso de razón, y el cristianismo gnóstico. Según estos textos gnósticos el conocimiento de uno mismo nos conduce al conocimiento de Dios, pues nosotros somos Dios. Y ese nosotros, no tiene nada que ver con nuestro ego. Disponemos de una esencia divina. Inmerso en mis vastas pesquisas, un día recibí la visita de un ente imaginario. Una mujer sumamente seductora que me llamaba a copular con ella. Era un sueño que me enfrentó a un terrible adversario. Esa imagen llamaba a mi concupiscencia, a mis más bajas pasiones… Hermanos, ¡cuán pocas visiones me han ocasionado tanta perplejidad! Encontré, de pronto, entre los muros de este antiguo monasterio, una estancia en cuyo interior estaba enterrada la efigie de una doncella. Aquello era una tumba

Miriam: (Interrumpiendo) ¿Era conocido ese recinto por las personas del monasterio?
Maestro: No. A juzgar por las telarañas. Nadie había bajado a esa cámara funeraria. En su centro había un féretro, con unos dibujos del Sol y de la Luna, y una inscripción en griego decía: “Aquí yace la efigie de la sagrada doncella que cohabitó con el señor en amorosa unión”. Me dispuse a descorrer la losa que ocultaba a la difunta. En su interior hallé la efigie de una joven, que sujetaba, con sus manos, un libro sumamente deteriorado. Por su apariencia tenía el aspecto de un auténtico incunable. Lo recogí de sus manos y, sin esperar siquiera a cerrar la lápida, me precipité a ojearlo. Pero… ¡cuál no sería mi frustración al descubrir que se trataba de una simple Biblia! Dejé el libro en el centro de una mesa redonda, rodeado por cuatro candelabros. Un día me dio por encender los cuatro candelabros, que rodeaban el incunable, al mismo tiempo y, cuál no fue mi sorpresa al descubrir que, lo que en apariencia era una Biblia al uso, aunque un tanto antigua, encubría textos en un idioma que me era desconocido. Para asombro mío, averigüé que era copto; es decir, la lengua que utilizaban los cristianos egipcios del siglo II. La misma que los manuscritos encontrados en Nag Hammadi.
Cuando la luz de los cuatro candelabros refulgía iluminando el incunable, tras la apariencia de un texto ortodoxo, se ocultaba, en copto, el otro texto. Descubrí, en su deteriorada cubierta, la imagen de una mujer completamente desnuda. Esta imagen sólo era visible cuando la luz de los cuatro candelabros (o de sus doce velas) coincidía en el centro de la portada. El cuerpo de esa joven era sedoso, moreno y de contornos bien marcados. Era una auténtica beldad, lo más parecido a una diosa. Su largo cabello, negro como el azabache, acariciaba sus desnudos senos. Prendió en mí una pasión que jamás había sentido. Me debatí entre los deseos de la carne y las altas esferas divinales que la ortodoxia cristiana me había inculcado durante los años de mi formación como sacerdote.

Juan: (Interrumpiendo) Maestro, esa imagen semeja mucho a la que se me apareció en sueños durante mi encarcelamiento. De hecho, fue ella quien me insinuó que mi estancia en la cárcel era un estadio necesario de un proceso de desarrollo personal…


Eva: Pero maestro, ¿y qué hay del creciente fundamentalismo? ¿Qué hay de las cada vez más profusas y agresivas sectas juveniles? ¡No podemos olvidar aquí que esas sí que son oscuras muestras de la gravedad de estos tiempos tan difíciles! Nosotros hemos tenido la suerte de disponer de una persona, o de un ente sobrenatural, que nos orientara justo en el momento más oportuno. Desde luego soy consciente de que ha sido Dios el artífice de ese encuentro crucial con las personas que nos han guiado hasta llegar aquí. Mas no puedo dejar de pensar que, tal vez, un número elevado de individuos, hoy sumidos en un auténtico caos, es decir, hirviendo en su propia agresividad, signo externo de su invalidez, su desorganización interior, su miedo al mundo que les rodea, su desvalimiento para arrostrar los numerosos desafíos que surgen a lo largo de toda una vida…, hubieran podido encauzar sus vidas si hubieran dispuesto de una persona que les guiara en el momento oportuno.

Miriam: Hoy los padres no parecen asumir su responsabilidad en la díscola actitud de sus hijos, a quienes consienten cualquier capricho, alimentando su voracidad, al tiempo que les privan de la importante lección que toda restricción implica para su desarrollo como adultos. Por no hablar de la falta de cariño que parece adueñarse de todo hogar occidental ¿acaso es posible suplir el amor con bienes materiales o la miel con un exceso de leche? Cuanto más medito sobre esto, más oscuro y terrible me parece el destino de las futuras generaciones. Queridos hermanos, dramáticas consecuencias vislumbro si la Diosa no retorna al lugar que le corresponde -la voz de Eva surgió como si de un ángel se tratara, descubriendo al grupo un aspecto que no habían considerado hasta ese momento.

Maestro: Queridas hermanas Eva y Miriam ¡cuán certeras vuestras afirmaciones! No sé si sabréis que el genial jesuita español Baltasar Gracián expresó algo semejante en una de sus más célebres obras, donde decía: “con el intenso amor que tienen a sus hijuelos (los padres), condescienden con ellos y porque no llore el rapaz le conceden cuanto quiere: déjanle hacer su voluntad en todo y salir con la suya siempre, y así se cría vicioso, vengativo, colérico, glotón, terco, mentiroso, desenvuelto, llorón, lleno de amor propio y de ignorancia, ayudando de todas maneras a la natural siniestra inclinación. Apodéranse con esto de un muchacho las pasiones, cobran fuerzas con la paternal connivencia, prevalece la depravada propensión al mal y ésta con sus caricias trae al tierno infante al valle de las fieras, a ser presa de los vicios y esclavo de sus pasiones…”

Juan: Hermanas, hoy vivimos en un tiempo sumamente difícil. Y si es difícil para el hombre y para la mujer adultos ¿podéis imaginaros lo arduo que les resultará a los adolescentes? Son éstos últimos la muestra más fehaciente de nuestra grave crisis de valores, de lo alejados que se hallan los seres humanos de Cristo. Pues, para utilizar el lenguaje bíblico, estamos en plena irrupción del Anticristo. Como una vez oí decir a un niño: “éste es el mundo al revés”. Los valores que rigieron la más excelsa expresión de espiritualidad hoy se han invertido y presenciamos lo más basto y grotesco que le es consustancial a la materia. Pero, hermana Eva, como bien sabes toda época en crisis lleva implícita una irrupción de esta naturaleza. Lo más instintivo, lo más burdo, lo más oscuro de la naturaleza humana tiende a hacerse con el dominio de la cultura. Para expresarlo metafóricamente, diríamos que el Caos se adueña de la vida toda. Esa es la hidra de siete cabezas, la Gorgona petrificante, la diosa Kali que rebana cabezas, el monstruo que engulle al héroe, el poder temporal cuando usurpa las funciones directivas de la autoridad espiritual, el Sol que se esconde tras el ocaso. Pero este Sol no ha desaparecido para siempre. Sólo espera, en su crisálida de transformación, a que despunte el nuevo día.

miércoles, 16 de enero de 2013

CONSCIENCIA MÁS ALLÁ DE LA VIDA


Acabo de encontrar esta reseña al libro de Pim van Lommel,  Consciencia más allá de la vida, en la página web de la Fundación Carl Gustav Jung, realizada por Enrique Galán Santamaría.

Un libro que rechaza, al igual que hago yo en mi próxima novela Al final del túnel, que la consciencia sea un producto o un efecto de la función (o de la actividad) del cerebro.

"La psicología profunda se constituye alrededor del concepto de inconsciente, en un intento de ampliar el conocimiento de la psique. Históricamente está respondiendo a la psicología filosófica, que estudiaba académicamente mediante introspección las facultades del alma (memoria, entendimiento, voluntad), y a la primera psicología experimental, que intentaba cernir de un modo objetivo las funciones psíquicas (sensación, emoción, percepción, cognición, motivación…), criticando la identificación que ambas establecían entre psique y consciencia, alma y mente. La psicología médica de finales del XIX, que gira en torno a la hipnosis y la interpretación onírica, se sitúa así en la vanguardia de la investigación psicológica, incluso también en la relacionada con el condicionamiento, sea pavloviano o conductista. Conocemos la explosión de los estudios psicológicos a lo largo del siglo XX hasta conformar un ámbito prácticamente inabarcable de objetos y métodos diversos que han constituido una imagen compleja y apasionante de la psique de la especie humana. En esa evolución la propia noción de consciencia se ha modificado en algunos autores hasta integrar la psique inconsciente. Tal es el caso del cardiólogo holandés que ha escrito este libro, en cuya página 345 identifica explícitamente la consciencia humana con lo inconsciente colectivo junguiano.

Pero nuestro autor va más allá de la psique humana, aunque parta y se ocupe de ella, pues se decanta por “el panprotopsiquismo, el modelo no materialista de la relación fundamental o intrínseca entre la materia y la conciencia” (p. 296) y considera que “la conciencia es no local y funciona como origen o base de todo, incluido el mundo material” (p. 303). Un mundo material leído desde la perspectiva de la física cuántica, cuyo ámbito de aplicación exige unos conceptos fundamentales (superposición, complementariedad, principio de incertidumbre, problema de la medida. entrelazamiento cuántico, no localidad) muy diferentes a los de la física clásica que estudia el mundo visible (estructura espaciotemporal sujeta a leyes inmutables, realidad objetiva, causalidad, continuidad, localidad). Frente a las ondas electromagnéticas propias de esta física, limitada por la velocidad de la luz, se encuentran las ondas de probabilidad características de aquélla, cuya velocidad supera ese límite para perderse en lo infinito, pues en “el espacio no local […] toda la información está disponible, siempre y en todas partes, de modo inmediato” (p. 279). Ese espacio no local viene definido como “un espacio multidimensional que no posee sino posibilidades, también conocidas como ondas de probabilidad, sin certeza alguna, sin materia, sin espacio y sin tiempo, [… un] vacío absoluto [… que] podría conformar el fundamento de nuestra conciencia” (pp. 260 y 261).

El motivo por el que un cardiólogo se vea obligado a surcar aguas tan traicioneras y aparentemente ajenas a su profesión constituye el núcleo de este libro. Se trata de ofrecer una explicación de las “experiencias cercanas a la muerte” (ECM), relativamente frecuentes en la población general (aproximadamente un 4%) y que se producen con una frecuencia significativamente mayor (24%) en aquellos casos en los que puede decretarse una muerte clínica por parada cardio-respiratoria. Estudiadas de forma sistemática desde los años 1970 gracias a la obra pionera de E. Kübler-Ross, su definición se debe a R. Moody, que fue el primero en describir en 1975 sus 12 notas características. Le seguirán otros autores a lo largo de la década de 1980 (K. Ring, M. Sabom o B. Greyson) ofreciendo diferentes clasificaciones para facilitar su estudio, y en 2009 se publica el primer manual sobre estas experiencias. A diferencia de la mayor parte de esos estudios, de carácter retrospectivo y basados en testimonios accidentales, van Lommel, junto a los psicólogos R. Van Wees, V. Meijers e I. Elfferich, llevaron a cabo un estudio prospectivo en el periodo 1988-2000, estableciendo categorías empíricas y porcentajes precisos que han definido este campo con mayor nitidez.

A partir de esta investigación se han podido refutar todas las hipótesis fisiológicas cerebrales (deficiencia de oxígeno/sobrecarga de dióxido de carbono, metabolismo de neurotransmisores o medicamentos, actividad eléctrica alterada) y psicológicas (miedo a la muerte, despersonalización, disociación, alucinaciones, sueños, fantasías, delirio medicamentoso…) presentadas para explicar tales hechos. En suma, “el enfoque materialista se queda corto en muchos aspectos y no puede mantenerse en su forma actual” (p. 225). Contra el muy difundido “mito del cerebro” (una falacia desmontada en nuestro idioma por Marino Pérez en un libro reciente), van Lommel no considera que el cerebro sea la sede o fuente de la consciencia y la memoria, y sus propuestas se dirigen más bien a explicar el papel del ADN en la “interacción entre la conciencia no local y el cuerpo” (p. 321). Si se ha podido diferenciar en los genes moleculares el 5% que tiene expresión fenotípica (“exón”) y un 95% (“intrón”, “ADN basura”) que explica (posiblemente) la expresión epigenética, el autor afirma que “nuestro ADN está siempre en contacto con todas las formas posibles de información procedente del espacio no local” (p. 331). A fin de cuentas, cada célula de ese trillón que compone el organismo y que se renuevan a un ritmo aproximado de 50.000 millones/día tiene en su núcleo la misma dotación genética. Es decir, las memorias celular e inmunológica parecen depender de una “conciencia morfogenética” vehiculada por el ADN.




(Marino Pérez, nos habla en este documental sobre el cerebrocentrismo que invade a nuestra cultura)

En suma, las ECM, cuando “durante un periodo de muerte clínica los seres humanos pueden experimentar una conciencia excepcionalmente lúcida” (p. 19), revelan en sus notas experienciales (inefabilidad, paz, comprensión, sabiduría, contacto con los muertos, seres de luz y paisajes sobrenaturales, retrospección vital, etc.) que “la conciencia plena e infinita está presente en todas partes, en una dimensión que no está ligada al tiempo ni al espacio. […] La conciencia infinita siempre ha existido y siempre existirá, independientemente del cuerpo” (pp. 27 y 28). Así, “tenemos un cuerpo pero somos conciencia” (p. 361), de lo que puede concluirse que “la muerte como tal no existe” (p. 392).

Tan polémicas conclusiones no son ajenas sin embargo a la investigación neuropsicológica más puntera. Las propuestas aparentemente materialistas de un Dennet o, en nuestro país, de un divulgador como Punset, van siendo desacreditadas progresivamente, por su carácter mecanicista ramplón que trae a la memoria el mundo científico de mediados del siglo XIX. El lector atento de este libro y de su abundante bibliografía —se da la referencia de las traducciones cuando existen— podrá comprobar la seriedad y coherencia del autor, que no ha dejado evidentemente de sufrir descalificaciones ideológicas no fundamentadas en un estudio empírico como el que él proporciona.
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Enrique Galán Santamaría